Habría condiciones de enrarecimiento en este fatal accidente que hace una semana cobró la vida a uno de los dirigentes más destacados del Partido del Trabajo, Juan José Piedras Romero… * ¿Tumbará Tito Cervantes a Justino Hernández de la presidencia del Tribunal?

La dolorosa pérdida que enlutó la semana pasada al Partido del Trabajo (PT) en Tlaxcala, tendría un trasfondo al que las izquierdas, dentro y fuera de la entidad están dispuestas a descubrir.

Un fuerte golpe en la parte trasera del Audi 2010, donde viajaban Juan José Piedras Romero y una mujer, generaría crecientes sospechas respecto a la causa del accidente, registrado al filo de las dos de la madrugada en el kilómetro 29 de la carretera Tlaxcala-Apizaco.

Crece el rumor en el sentido que el ex director de Servicios Médicos de la Secretaría de Salud, habría en la víspera sido emplazado a dejar el cargo para poder dedicar su tiempo a impulsar a los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Según esta versión de pasillo, la idea no gustó al mando superior y la relación con el petista se desmoronó.

El fondo de aquella discusión –aseguran- bastante agria por cierto, consistía en quién habría de ocupar la vacante. Y mientras uno insistía en un médico militante del PT, el otro tenía otros planes… dicen que para el yerno del momento, un médico beneficiado con la magia de un agilísimo divorcio dado el apremio para formalizar la relación  con alguien de la corte.

De entonces a la fecha una vorágine de acontecimientos trastocó  la apacibilidad del rumbo, comenzando con el espantoso accidente que, decíamos hoy tiene a las izquierdas más decididas que nunca a conocer cada detalle de lo ocurrido, por insignificante que fuera, pues la muerte de un dirigente de las hechuras de Piedras Romero (y la persona que lo acompañaba) no es para menos.

Habrá que ver quien ocupa la dirección de Servicios Médicos, algo así como la manzana de la discordia. Estaremos muy pendientes de los detalles.

Tito Cervantes, duro contra Justino

Casi nada, son nulos los actos de Justino Hernández Hernández, en tanto presidente del Tribunal Superior de Justicia, esgrime el magistrado Tito Cervantes Zepeda ante la justicia federal, solicitando el amparo que detenga esa ilegalidad iniciada en el proceso para reelegir, muy a la fuerza a Hernández, en el alto puesto que desempeña.

Recordemos, el presidente del TSJET no objetó aquella reforma mutilante, cuyos resultados son, menos magistrados y más trabajo para cada uno de ellos. Ah, también la nueva y extrañísima Sala Unitaria Electoral Administrativa, donde nada más cuenta el voto de uno, el presidente y deja para mejores momentos el trabajo colegiado que otrora dio credibilidad a la institución.

A cambio, el poder superior de Tlaxcala no vería mal en verlo como presidente del TSJET.

Era un asunto de ganar-ganar.

Pero pasaron por alto el ojo avisor de Tito, la contraparte de Justino en la disputa por la presidencia.

Y se dedicó a reunir los elementos que hoy mantienen en jaque al Poder Judicial, aguardando la respuesta del juzgado de distrito, respecto a la señalada ilegalidad en el proceso de reelección.

Como suele ocurrir con asuntos de relevancia, las crisis destapan vicios ocultos por años.

Hoy, por ejemplo queda de manifiesto el terrible tráfico de influencias entre magistrados, la vigencia de despachos de abogados con el gane asegurado (siempre y cuando convenga a la firma) y todo cuanto chanchullo exista en esos juzgados con olor a baño tapado.

Siendo una de las principales peticiones recibidas por el entonces candidato tricolor al gobierno de Tlaxcala, la reforma al Poder Judicial era un capítulo inaplazable.

Lo ideal sería apercibir a magistrados y jueces a despojarse de la tentación del negocio fácil de la asquerosa venta de protección (casi casi como miembros del crimen organizado) y pugnar por un necesario aseo permanente en estos ámbitos.

Mas al término de un año de esta nueva administración tal parece que el motor que todo lo puede, desistió de aquella empresa titánica, de poner orden.

Creo que lo interesante era cambiar destinatario a los negocios que, siguen igual que antes nada más que ahora obedecen a otros intereses.

“Brillamos en opacidad”

Mire que esas dos estrellitas conseguidas por Tlaxcala en el rubro de transparencia en el manejo de recursos para comunicación social nos deberían de llenar de vergüenza.

Sencillamente no hubo informe del recurso aplicado en 2011, como lo respalda el análisis de Article 19, Fundar y Open Society Foundations.

Hay entidades como Colima, Sonora y el Estado de México, donde la información está tan clara que alcanzaron cinco estrellas. Otras, como Puebla, Querétaro, Chiapas, Guerrero y Coahuila, que ni siquiera una méndiga estrellita alcanzaron.

Ya verá cómo nos encontramos… casi casi reyes tuertos en tierra de ciegos.

¿No será que los recursos se pagan a despachos en los cuales hay un interés particular porque llevan la misma firma de los jefes?

Recuerde que estamos en los tiempos de hacer negocio a costa de lo que sea, sobre todo si hay la posibilidad de desbalijar al gobierno.