Eso de hacer menos de la mitad de boletas para senador, y de invitar a los amigos de Adriana a votar tempranito, exhibe a un dirigente estatal del PAN, parcial y tramposo, supuestos actos mapacheriles contra los que lucha ese partido, verdad…

El proceso interno del PAN para elegir candidatos a senadores y diputados federales, dejó fracturas tan graves que, la caída de este partido a una tercera posición en el cotejo de julio es un escenario muy probable.

Adriana Dávila Fernández y simpatizantes exhibieron todo con lo que cuentan para ir a las urnas, comenzando por el activismo generado con la permanente amenaza de perder el trabajo, tan dentro del esquema aquél de: “si no ganamos, los corro”, difundido por la Fiscalía Especial para Delitos Electorales (Fepade), por tratarse de un grave delito.

¿Acaso con este particular triunfo supone posible la Dávila una operación cicatriz con su adversario Héctor Ortiz, para ir muy de la mano a enfrentarse a los que llaman sus verdaderos enemigos, en las votaciones del uno de julio?

1.- Aunque Ortiz cuenta con un registro adverso en procesos internos –en 1998 perdió un proceso semejante en el PRI con Joaquín Cisneros- la capacidad de promoción de su equipo demostró tamaños en 2004 para doblegar al tricolor y su a abanderado, Mariano González Zarur, quien jamás pudo aceptar semejante humillación.

2.- Esa influencia sobre sus operadores permitiría en 2010 restar votos a Adriana y, claro sumarlos a la causa marianista para impedir el triunfo de la calderonista. Fresco aún ese triste recuerdo, ayer 19 de febrero quien sufrió aquél tremendo descalabro echó toda la carne al asador para eliminar cualquier posibilidad de nueva sorpresa contraria, aun contando con la estructura que conforma la creciente burocracia de dependencias federales.

Entonces comenzó el fin del idilio entre orticismo y PAN que, mientras duró  fue capaz de ganar la gubernatura. Ortiz, tiene ahora en sus manos la posibilidad de dejar la contienda y redireccionar la intención del voto de sus huestes, tal vez a un nuevo proyecto (el PANAL es una posibilidad), o tal vez a apoyar otro proyecto como pudiera ser el de Lorena Cuéllar Cisneros.

Tomemos en cuenta que cuatro de cada diez votos panistas proceden del orticismo. Prescindir de ellos garantiza la derrota.

Volvamos a la elección de 1998. Joaquín Cisneros sufrió en carne propia la merma orticista en votos que, lo llevó a perder el gobierno de Tlaxcala ante el ex priísta Alfonso Sánchez Anaya, propuesto por una alianza con el PRD a la cabeza.

La crisis que vive Adriana no es simple. La celebración de su triunfo interno podría significar que mediante una votación constitucional no consiga llegar al Senado. Y si en reserva cuenta con su registro en la lista pluri, pues tendrá que colocar su nombre debajo de otros panistas como Ernesto Cordero y otros tantos con mayor cartel.

Falta ver si hay denuncias ante la Fepade por el cínico despliegue de recursos federales a favor de Adriana. Si Ortiz impugna el proceso ante la rara reducción de boletas para senador, de 44 mil a 20 mil y con el concurso del dirigente estatal, Sergio González Hernández, para “recomendar a los amigos salir tempranito a depositar su voto”… pues sí, por eso los de enfrente no alcanzaron boleta cuando llegaron a la urna.

Siendo una de las mapacherías más viejas, la reducción de boletas a senador demuestra la mala leche en contra del grupo orticista, a cuyo mero mero hoy le tocó ser chamaqueado.

Por lo anterior, la celebración de Adriana por el triunfo interno debería ser mesurada.

¿Qué tal si al salón Los Globos, hubieran llegado muy del brazo los dos contendientes, como suelen hacerlo las mancuernas a tan importante cargo?

Para nada. En lugar de ese comienzo de la operación cicatriz pudimos ver rostros iluminados en cuarto menguante, como el de Víctor Fernández Ordóñez, sabedor de la volatilidad que implica un gane en las condiciones en que lo hicieron este domingo los amigos de Adriana Dávila Fernández.

¿Se le hace a Lorena?

Pues parece que sí. Los resultados de la encuesta aplicada con ese propósito y la voluntad cupular por impulsar a la ex diputada local priísta estarían por confirmar este mismo lunes la unción de la Cuéllar como candidata perredista al Senado en la primera fórmula.

Interesante el panorama que se dibuja, aunque también con inminente riesgo de fractura en el perredismo tlaxcalteca, realmente molesto porque una muchacha, “de la alta” habrá llegado para desplazarlos.

Habrá que poner en una balanza, de un lado la inconformidad del perredismo ante la virtual imposición de la Cuéllar y, en el otro extremo a los orticistas en franco mohín por el sucio triunfo adrianista de ayer domingo.

El resultado que tendremos es qué grupo consigue enterrar a su partido, como consecuencia de sus desacuerdos.

¿Cómo irían?

Como van las cosas, la mancuerna conformada por Joaquín Cisneros Fernández y Anabel Ávalos Zempoalteca, tendrían las mayores posibilidades de triunfo.

Lo difícil es adivinar si PRD o PAN conservan la segunda posición (porque se ven muy empeñados en ir a la tercera).

A final de cuentas da resultado la estrategia autoritaria del gobernador Mariano González Zarur, abierto enemigo de eso a lo que se llama democracia interna (y también externa), a cambio de lo cual hasta este momento le ha sido posible contener a los inquietos grupos tricolores.