Lleva en las venas la sangre de un tlaxcalteca ilustre: Crisanto Cuéllar Abaroa, militar, revolucionario, poeta; así que su rompimiento con la versión conservadora y reaccionaria del PRI tiene una explicación histórica, pero tiene que despojarse de el papel de chilindrina, alentado buena parte de su vida política.

Lorena Cuéllar Cisneros, decidió romper con treinta años de militancia en el PRI, tras enfrentar la cerrazón del gobernador, Mariano González Zarur y la subestimación de su tío, el ex senador Joaquín Cisneros Fernández.

Accionó el botón clave de la ruptura, ni antes ni después de las circunstancias que le permitieron ponerse en la mira de los líderes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), determinados a enlistar a todo personaje bien posicionado en encuestas y… peleado con su partido.

La maniobra ha sido tan limpia que me lleva a suponer la intervención de un factor, con tanta experiencia como Alfonso Sánchez Anaya, representante de Morena en Tlaxcala y bastante cercano a Andrés Manuel López Obrador.

Así pudo ser la conversación que derivó en la estrepitosa renuncia de la Cuéllar al PRI:

“Sabes, peje… en Tlaxcala hay una muchacha con apellido y posición, pero malquerida por mi rencoroso primo el gobernador… ¿por qué no la jalamos a la causa?, inyectamos una dosis de energía al lerdo perredismo local y, chance hasta ganemos una senaduría en julio, aprovechando el tremendo arrastre que significa tu campaña a la Presidencia”…

Políticamente el apellido Cisneros ha dominado la imagen de Lorena.

Sin embargo el rompimiento con su familia materna –desde luego con el legado de su abuelo Joaquín Cisneros Molina- nos lleva a evocar la obra de su padre, el militar, poeta y político, capitán del ejército constitucionalista Crisanto Cuéllar Abaroa, cuya vigencia en la vida del estado cobra intensidad plena tras la Revolución.

¿Entonces, cómo puede uno explicarse una conducta pasiva en la hija del revolucionario Cuéllar Abaroa, quien en su haber en las fuerzas constitucionalistas, lo mismo persiguió al temible general ocampista Lindoro Hernández, que tuvo una participación activa en la defensa de las plazas oaxaqueñas de San Carlos y Totolapan?

Al paso de las generaciones, la heredera de Crisanto Cuéllar, se topó con una reaccionaria oposición… bichos (perdón no tienen otro calificativo) como Arnulfo Arévalo y Enrique González González, presidente del CDE y delegado del CEN del PRI, respectivamente, se encargaron de escupirla políticamente, aprovechando el odio –que ahora me explico- del gobernador-hacendado Mariano González Zarur.

Hay razones históricas que respaldan la decisión de Lorena.

Hay razones para que se despoje de la lentitud de niña con la que solía referirse a sus inseparables viejecitos y en esta etapa suya de plenitud se asuma como la verdadera luchadora social que se apartó de la ultraderecha tricolor encarnada por su abuelo don Joaquín, conservada por su tío don Joaquín y exacerbada por su hoy más declarado adversario, el poderoso hacendado Mariano González.

Desde luego que su llegada a Morena no fue bien vista por aquellos perredistas como Gelacio Montiel Fuentes, como Alberto Amaro, cuyo paso… firme, fue rebasado por intereses superiores al interior de lo que conocemos como la Izquierda.

Es raro, pero hablar de izquierda a estas alturas involucra a personajes provenientes de las más altas esferas del poder que da el dinero.

Si los cálculos no nos fallan y Sánchez Anaya fungió como artífice de esta nueva crisis tricolor, estaremos ante el juego doble del ex priísta con 38 años de militancia, pero hoy uno de los pilares de Morena y hasta candidateable en su momento a la dirigencia nacional del PRD, pero incapaz de borrar de su pasado  su origen en la hacienda de Toltecapa, donde su padre era un fortísimo comerciante regional de mulas.

Decimos que doble juego porque en su expresión marianista, detenta puestos clave como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (Secte) a través de sus peones Gisela Santacruz y su dependiente Rafael Molina Jiménez.

Le deben también la chamba el dinámico director del Instituto de Desarrollo Taurino, Luis Mariano Andalco y hasta el asociado de Marianito y hoy aspirante a diputado federal, Felipe Sánchez Lima.

Ello no habría sido impedimento para poner el ojo en la Cuéllar y aprovechar sus particularidades. Eso sí… el que a dos amos sirve, con alguno queda mal.

Otras formas de criticar las decisiones del PRI se aferran del añoso precandidato Joaquín Cisneros, quien para Héctor Ortiz –con una necesidad justificada de reflectores- se aprecia cansadito, cansadito.

Ese cansancio no tendría que ver con el estado físico –Joaquín, de 70 años, dice sentirse de cincuenta- sino con doctrina anquilosada que profesa.

Vivimos con intensidad una etapa democrática y difícilmente podríamos regresar. Por más intentos de reformas retro y de sembrar el terror entre poderes y pueblo.

La política ha dado una oportunidad de oro a Lorena Cuéllar Cisneros. Como suele suceder con aquellos nacidos en sábanas de seda, las cosas se les facilitan… hasta en la adversidad partidista.

Veremos qué tan dispuesta está a modificar la influencia tricolor de tantos años alentando el papel de chilindrina y limitando las grandes capacidades de su genética a una modesta actuación, siempre con el beneplácito de aquellos a los que ahora dio la espalda.