Este martes cobró una fuerza descomunal la dupla conformada por Joaquín Cisneros Fernández y Anabel Ávalos Zempoalteca, como apuestas marianistas al Senado. De ser así, Lorena Cuéllar tendría un pie afuera del PRI y una nueva historia de divisiones estaría por iniciar.

A media luz. Un vaso de agua simple sobre el escritorio. De este lado, algún político tricolor con ganas de consultar a su líder plenipotenciario. Del otro, un ganadero potentado que no le debe nada a nadie, menos a su partido. Es más durante 18 años, ni un vaso de agua recibió de los gobernadores de Tlaxcala, mas eso no le impidió seguir haciendo política.

Así se lo hace notar al individuo aquél que, conforme habla sir comandant, se achica, se apoca… casi queda embarrado en la silla, como cuero pulquero (vacío, claro). Quedó impresionado tras la explicación ofrecida por Mariano, respecto a lo que ha sido su desempeño a lo largo de los tres últimos sexenios.

La metáfora del vaso cae como cubo de agua fría a invitados especiales al besamanos del pasado fin de semana. José Antonio Álvarez Lima, es el primer afectado. Mariano lo señala de no haberle dado nadita-nadita mientras fue mandamás, pero no dejó de invitarlo a hacer bulto a su acto de lucimiento personal.

Así se las gastan los hacendados. Te invitan a comer, pero luego te cobran los tacos a reproches.

Otra víctima de los madrazos marianistas es Alfonso Sánchez Anaya, otro de los gobernadores avaros, según González Zarur. Nada, ni el saludo le debe, pero eso sí, estuvo en primera fila en el Centro de Convenciones.

Aquí el lío es distinto… entre dos hacendados. Nada más que uno cría toros bravos. El otro comerciaba con mulas. Aclaro, para nada se trata de alusiones personales.

Faltan dos víctimas. Héctor Ortiz Ortiz, de quien se dice operó contra su propia compañera de partido para hacerla perder. Como quien dice, facilitó el triunfo de Mariano. Pero este no nada más no le debe el favor, al contrario, si puede lo mete al bote y adentro lo hace fiambre. Este, a diferencia de los otros dos, no fue invitado al informe. Lo habrían abucheado, como le pasó a Beatriz Paredes, ora que se animó a acompañar a su amigo Rafita Moreno Valle Rosas al rendir su informe (ese sí de a deveras).

La última víctima sería el PRI. Nada, ni un vaso de agua invitó al libanés.

Nada más lo hizo senador en 2000, lueguecito de su frustrada participación en el proceso interno, cuando Joaquín Cisneros Fernández salió airoso. Luego, en 2004 lo hizo candidato a gobernador, pero perdió ante su odiado Ortiz. Tras el descalabro, lo volvió a acoger en su seno senatorial y hasta le dio chance de hacer negocios, como la adquisición del terrenote donde se asienta la sede senatorial más costosa de toda la historia.

Dos años después de aquella derrota frente a Ortiz, el PRI lo hizo diputado federal por la vía plurinominal.

Así que, mal mal, no le ha ido.

Lo afecta su memoria convenenciera. La vida, los gobernadores (desde Sánchez Piedras) y su partido lo han arropado. Pero no renuncia al desplante. Ahora, hay que aclarar, los desplantes pueden ser formidables, pero tras un trincherazo de antología, como los del Pana, como los de Diego Silveti.

Pero, a estas alturas, hablar de autosuficiencia moral no se lo cree nadie. Vamos, hasta el gobierno federal ha sido generoso con él. Puntualmente le han entregado su Procampo.

El mandatario tlaxcalteca comete el pecado de la ingratitud.

Lo domina la soberbia.

Hoy, nadie duda que sea gobernador. Pero lo consiguió con el concurso de muchos. Primero su partido, Beatriz, Sánchez Anaya, Manlio Fabio, Gamboa, Jackson, vamos hasta Héctor Ortiz.

Pero su autosuficiencia es aleccionadora (digo para no caer en esos esquemas). Y aquellos con ganas de contender lo deben asumir. Se colocan frente al menos indicado para pedir apoyo.

Joaquín Cisneros, Anabel Ávalos, ¿los palomeados?

A dos días del registro tricolor de sus prospectos al Senado, la dupla Cisneros-Ávalos cobró tal fuerza que no dude usted en que ellos pueden ser los efectivos.

Joaquín es un viejo camarada de Mariano. Como buen priísta sabe y asume a la sumisión como la gran herramienta gracias a la cual, se es o no se es. A sus setenta años, se siente de cincuenta y hasta insiste en contender por la gubernatura en 2016.

Mariano lo ve con buenos ojos. Primero por ser compañeros de mil batallas, localizados en la parte más extrema de su partido, eso a lo que Andrés Manuel López Obrador, llama la derecha del PRI. Otros la consideran la ultraderecha. Tal vez prueba de ello es la lectura, tan de ellos, sobre eventos dolorosos como la muerte de estudiantes en el conflicto de 1968. No todos, como usted lo entenderá, emiten juicios condenatorios a la decisión tomada por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Anabel Ávalos Zempoalteca pertenece a otro capítulo del PRI, muy en el terreno social. Disciplinada, marianista de hueso colorado y primera secretaria de gobierno en este régimen (tuvo que irse debido al estrangulamiento palaciego) pudo contar con una formación doctrinaria más abierta, al ser llamada por José Antonio Álvarez Lima a encabezar, todo su sexenio, el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia.

Actual secretaria general del PRI, optó por el bajo perfil pero no dejó de cultivar una intensa base que, en su momento puso a disposición del hoy gobernador.

Ambos son, según la visión marianista, los idóneos para contender con los colores del PRI.

A los dos los domina la lealtad por González Zarur. Han sabido contener el protagonismo, hoy por hoy el peor acompañante de cualquier político con ganas de progresar en los laberintosos tiempos del hacendado.

Lorena, ¿inminente ruptura?

Hay que ver la presión de Beatriz Paredes Rangel, a través de su fiel,  “profesor y licenciado” Fermín Sánchez Varela, ex dirigente tricolor, ex alcalde de Chiautempan y simpático baluarte del priísmo ñero, legítimo aspirante a la candidatura a diputado federal por el segundo distrito electoral federal.

Así lo dijo este martes, al colocar su nombre en la pizarra de aspirantes-desafiantes al marianismo. Pidió ante la prensa, la posibilidad de judicializar el proceso interno de su partido, para poder hacerla cansada a Mariano, en caso de no ser beneficiario del poderoso dedo del criador de reses bravas.

Pero hay que ver la obstinación de Lorena Cuéllar Cisneros –con cartas credenciales muy parecidas, sobre todo en la veladora encendida a Beatriz Paredes- para insistir en el cumplimiento del acuerdo cupular aquél del que ya le hemos platicado (con la presencia de Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa, Beatriz y hasta Joaquín Cisneros como reperesentante de Mariano), consistente en garantizar la candidatura al Senado y además disponer de algunos puestos en el gabinete.

Todo ello fue condición para ceder en 2010 la exclusividad a Mariano para ser el único aspirante tricolor a la gubernatura.

Si estos escenarios persisten la ruptura es inevitable. Y por más llamados de Sánchez Varela a la unidad, por más negaciones marianistas de su injerencia en la decisión final, el Partido Revolucionario Institucional, entra en una etapa de resquebrajamiento, donde al menos estos dos beatricistas levantarán sus canicas y en el caso de Lorena las podría jugar a través de una alianza del Partido de la Revolución Democrática (PRD) con el Movimiento Ciudadano (MC).

Le sugiero no perder de vista esta posibilidad.

También le pido hacer algunas ecuaciones, muy simples… si el PRI se divide, no será posible aprovechar la fuerza peñanietista en julio próximo para alzar a este partido con un carro completo.

Eso le conviene a los de enfrente. Y cundo veo nombres como el de Eladia (MC) muy activa en este juego de ajedrez, no dudo ni tantito que un poder superior a ella se halle moviendo las piezas.

Otra de voceros

No hay peor cosa para un jefe que actuar en términos de un nudo de confusiones. Mejor descripción no cabría para el director de Relaciones Públicas del gobierno, Carlos Villanueva, quien en una especie de mea culpa, acepta las limitaciones que le genera su caos interno ante los medios.

Algo así como: “no sé ni qué chingados hago aquí”.

Y si a ello sumamos una novedosa forma de sumar incondicionales, ahora por el lado de los medios digitales, uno se pregunta: qué pasa con los voceros.

Haber sido humillado hasta en dos ocasiones por su jefe, no ha impedido a Raymundo Vega Crespo, tomar un cariño muy especial y sobre todo repentino a ciertos medios digitales, con cuyos operadores (no importa sus orígenes orticistas) ha pactado un jugoso convenio de publicidad.

Cierto, el cliente paga a quien le conviene. Nada más que aquí el cliente usa dinero público y lo menos que debería es procurar este tipo de negocios en un esquema de apertura y basado en criterios tan necesarios como, las estadísticas respecto a lecturas reales y otras circunstancias que hacen de un medio en internet una herramienta eficiente.

Claro, cuando median relaciones muy estrechas bajo manejos discrecionales, pues como que surgen las sospechas, mismas que deberían ser aclaradas cuanto antes por el vocero que, insistimos ha sido prácticamente despedido hasta en dos ocasiones, mismas que no pudieron superar el rastrerismo y la concha con las que fueron tomadas. Caracoles.