Para el mandatario tlaxcalteca habría dos proyectos: el triunfo de Peña Nieto y la llegada de Marianito al Congreso… fuera de ello, al partido se lo puede llevar el diablo. A esto no son ajenos los militantes, quienes ahora cocinan acciones que pueden sorprender a todos.

En la eventualidad de resultados adversos al tricolor en el próximo cotejo federal, hemos escuchado versiones –del propio PRI- dibujando el éxodo de Mariano González Zarur, de tierras tlaxcaltecas. Sencillamente no lo soportaría pues, de la amplia expectativa de su campaña, su quehacer se limitó –y así lo reconoce- a la construcción de guarniciones, banquetas y limpieza de barrancas.

Para que siga este decrecimiento estatal sería necesario un respaldo mayúsculo, de alguien como Enrique Peña Nieto, viendo en el agotado amigo gobernante de la entidad más pequeña de la República, la oportunidad de volcar esa especie de sentimiento que en muchos despierta el Teletón (valga la comparación con este proyecto de tan legítima y bondadosa existencia).

Sería una especie de tolerancia-complicidad-protección del vetusto camarada un poco desfasado de los estilos actuales del PRI, aunque no tanto como ocurre con las recurrentes crisis retro, para recuperar escenarios vívidos en una memoria que se obstina en dar vigencia a los setenta y ochenta, cuando vivió sus capacidades con intensidad plena.

En el PRI de Tlaxcala es una creencia que procura taparse el distanciamiento de su líder, falto de motivación en vislumbrarle un partido triunfador, a no ser por las dos causas  principales en su desempeño: la primera, el triunfo del ex gobernador del Estado de México (para prolongar esta constante de ocurrencias, sin planes, sin evaluaciones, sin congruencia) y, la segunda, el legado de poder a su vástago, el consejero nacional sin mérito que ha de integrarse a cualquier coste en la próxima legislatura federal.

Para los activos militantes esto es un suplicio.

Jamás han perdido la esperanza en el tricolor y se resisten a advertir los acuerdos cupulares fuera de un contexto de lealtad, pero sólidos en el aseguramiento de un opulento porvenir para el individuo que copa nuestras líneas, su máxima ilusión peñanietista y el cotoso descendiente a quien ni con sangre la letra entra (de veras, ni a madrazos obtiene buenas notas en los cursos y posgrados faltos de licenciatura).

Duele la autosuficiencia mostrada por personajes de relleno en crónica adelantada de un terrible truene a la hora de medirse con sus iguales en la urna.

Pero el partido no se destruye.

Aun sin la bendición de quien debiera consentirlo y procurarlo, el colectivo tricolor dispone de varios planes B para activarlos con oportunidad, consciente del vértigo del poder que merma al capitán de la nave… desorientado pero más orgulloso que en otras épocas, afines a sus estilos de ejercer el mando.

Vamos del sobresalto a la incredulidad con la crisis a partir del cinco de diciembre (una más) fecha de entrega del primer informe de gobierno. Días después, el abierto reconocimiento de lo mal que se encuentra Tlaxcala. Al mismo tiempo, se anunciaba un informe ciudadano en el cual serían exhibidos los faltantes del informe original, llevado por un funcionario de tercera al cubículo de un diputado.

Los vuelos en helicóptero que, antes eran motivo para destruir a su antecesor, hoy se convirtieron en la forma habitual de traslado, sobre todo a eventos de relevancia como los encabezados por Enrique Peña Nieto… hay que estar presentes en las fiestas valiosas, estar en el pueblo, con los inconformes y respondones paisanos, ni es emocionante, ni alcanza la altura de semejante estadista (ejem).

¿Y a qué se limitan los alcances logrados por este singular personaje?

A guarniciones, banquetas y limpieza de barrancas.

Y si esto tiene en shock a los tricolores, es música para los oídos de panistas, perredistas y chiqullada, sabedores que por lo menos el partido en el poder es casi un enemigo menos para el compromiso de julio.

Es de mucho mérito el atrincheramiento del PRI.

Sin armas, sin mando superior, pero sometidos al peor castigo: la incertidumbre.

Saben que sólo el efecto Peña Nieto podrá arrastrar a los abanderados tricolores a eventuales triunfos… aquella esperanza de sentar sus reales mediante el reavivamiento del sanchezpiedrismo, tiene hoy al Revolucionario Institucional ante el doloroso dilema de, seguir sometido a la falta de compromiso marianista (pero eso sí, absorbente y atemorizante) o, dar el estirón, haciendo a un lado al tirano que tanto les estorba, con tal grado de talento que ni aquél ni siquiera lo note.

¿Y a la feria cómo le fue?

El ex senador Joaquín Cisneros Fernández, garantizó que en veinte días… un mes a los sumo, presentaría a detalle un informe de la gran feria de Tlaxcala. Hoy veinte de diciembre se cumple un mes de esa oferta. Lo menos que debe, el también aspirante a senador, es cumplir con su palabra y decirnos cómo le fue a las familias encargadas de restaurantes, antros, palenque, toros, el concierto de Plácido Domingo, en fin de todo lo que divirtió por un mes a los tlaxcaltecas y a miles de visitantes.

Dos cosas. Entre la partida de Yolanda González Hernández, hoy delegada del CEN tricolor en la Cuauhtémoc para impulsar la causa de Beatriz Paredes, y este tremendo pendiente, tan lleno de malos negocios para el presidente, como de corajes porque muchos metieron mano pero sólo uno es responsable, tienen al dos veces alcalde de Tlaxcala realmente preocupado.

Pues al mal tiempo darle prisa, verdad. Ojalá cuanto antes podamos conocer desde cuántos visitantes tuvo la feria, hasta la intención (o no) para participar en el cotejo electoral de julio próximo.

Hoy los protagonistas son otros

La emisora de Apizaco rompió sus ataduras del sanchezanayismo al que Rubén Contreras la tenía sujeta. Empresario camaleónico, supuso que la llegada de Mariano González al poder, le permitiría gozar de sus simpatías, con sólo activar su cautivadora sonrisa y buen trato (como suelen hacerlo los radiodifusores que nunca pierden)

No contaba con el protagonismo alcanzado por Guadalupe y Emilio Sanchez Piedras Santiago, quienes tras la dolorosa partida de su señora madre, heredaron la mayoría accionaria de la empresa, al día de hoy ni marianista y mucho menos sanchezanayista, sino con el sello de su creador.

Vale recordar las intenciones de Guadalupe, por contender –ya sin la traición del entonces líder priísta, ¡Mariano!- como candidata de su partido, el PRI en el primer distrito electoral federal, y lo útil que le será el medio de su pertenencia para cerrar la puerta a quienes de ella se servían sin la retribución justa, y sobre todo a aquellos que en su momento quedaron fuera de la familia tras la vida frívola que prefirieron, en lugar de responder como lo esperaban, al trato demostrado hasta el último día en que se le recibió en la casa.