Salió brava la delegada Yolanda Eugenia González… buena para fuetear a las voces disidentes, tanto que es una de los tres sobrevivientes del CEN en los estados, nada más que esa esgrima ya le costó cohesionar una mayoría simple del Congreso, abiertamente opuesta.

Poco ayuda Yolanda Eugenia González, todavía delegada del CEN del PRI, al atizar la hoguera contra el bloque de legisladores de todos los partidos, incluyendo el suyo que, no solo se opusieron al atropello del gobernador, Mariano González Zarur, de negarles un incremento presupuestal de 5.5 por ciento, argumentando que semejante fortuna -11 millones de pesos- pudo utilizarse en rubros como el campo o la salud.


Para empezar, esa suma es poco atractiva a ciertos funcionarios del gobierno quienes, en un par de negocios ganan eso y más.

Ese argumento incluye un delicado nivel de sarcasmo.

Pero se ha topado con una mayoría simple en contra.

Y la mayoría de sus integrantes muestran una oposición rotunda, fuera de cualquier posibilidad de negociación. Se han dado cuenta de lo que conforman y no lo van a perder.

Una mayoría simple significa, sin embargo el fantasma de la parálisis en la relación entre ambos poderes. Que las iniciativas del Ejecutivo tengan largos periodos de sueño en la congeladora antes de debatirse en el Pleno y aprobarse, en el mejor de los casos.

Yolanda Eugenia González, es una de los tres delegados sobrevivientes del CEN tricolor, que ya mandó a puro peñanietista a cada rincón del país. O sea, a nosotros tiene tiempo que nos invadió esa corriente.

Y mire si es perniciosa (la corriente, no la delegada… je). El hacendado gobernador, confía a Yolanda la operación del partido y la relación de este con el Legislativo. A los demás dirigentes los considera de utilería. Bueno, para muestra el botón de la añorada entrevista solicitada por el gris presidente del Comité Directivo Estatal (CDE), Arnulfo Arévalo Lara. Hasta hoy no lo recibe.

Pero tampoco confía la relación con el Congreso a elementos de la talla de Noé Rodríguez Roldán. En los hechos, este funcionario se halla inmovilizado, sin presupuesto, sin siquiera la capacidad para contratar a un solo asesor, como su inseparable Joaquín Carreón.

Esa desconfianza se ensancha a otros sujetos, de pura apariencia y nula eficacia, como el michoacano al frente de la subsecretaría técnica de la Segob.

Sería ocioso referir la desconfiada tolerancia a Anabel Ávalos Zempoalteca, la secretaria general del PRI que reculó a la distancia puesta entre ella y su amo, cuando este permitió su humillación al fungir como secretaria de gobierno.

Yolisglez, por consecuencia, es la gran representante de la controvertida versión del tricolor, dedicada a aplastar las disonancias con el ferrocarril desvencijado al que tanto critica Manlio Fabio Beltrones en su reciente libro, donde condena a los priístas intransigentes, deseosos de volver a tiempos idos y enemigos de la conciliación con otras fuerzas, dentro y fuera del tricolor.

La seño Yoli cuenta con los inseparables afectos de don Joaquín Cisneros Fernández, y su muy particular visión de la política.

Así, robustece el estilo anquilosado, intolerante y sordo que, ve traidores a cada uno de los dueños de opiniones distintas a las del monarca criador de toros.

Se han convertido en la cortesana caja de resonancia de los mimiquis marianistas. En los descastados mazos, necesarios para derruir a la oposición pero eso sí, muy sentados a la mesa del patrón, sus invitados del nuevo mundo (ajá) (Carlitos Rojas entre ellos) y la bola de arlequines encabezados por el gracioso secretario de los zapes y los demás a los que usted ya conoce.

La mayoría del Congreso en contra, como lo observa usted, va más allá de una simple confrontación. Comienza por el activismo de Lorena Cuéllar Cisneros, encabezando nuevos estilos de PRI, para lo cual jura haber renunciado a sus orígenes, para dar paso a un priísmo de compromiso social en su carrera política, marcada por la ultraderecha tricolor, de moda hoy con el amo, la brava delegada del CEN y media docena de tipos con los que ejerce el poder retro, dispuesto a embestir cualquier iniciativa progresista.

Bueno, los panistas advirtieron ese juego. Y hacen esfuerzos por acallar a sus demonios internos pues, una lucha muy superior los colocó en la trinchera que les demanda cohesión.

Ya Adolfo Escobar Jardínez, organiza cuanta reunión puede para, explicar esta inesperada e histórica oportunidad, de conformar una oposición valiosa, aunque no deja de llevar agua a su molino para arrogarse el puesto, hasta hoy en manos del priísta Héctor Martínez.

Por lo pronto, si el amo quería enfrentarse al Congreso, ahí tiene usted la respuesta de los diecinueve legisladores, respecto al llevado y traído incremento presupuestal: «Lo hemos hecho con responsabilidad y manteniendo como prioridad nuestro compromiso con los tlaxcaltecas, contrariamente a quienes por consigna y obedeciendo a los intereses de un solo hombre publican de manera irresponsable un documento parcial y carente de fundamento».