La verdad, no sé qué tenían, el titular del Poder Judicial y su acompañante, en el feudo de monsieur Othón… yo creo que les preocupa lo de la firma aislada del otro monsieur, don Silvestre.

Yo no sé qué tendrían o a qué se debería el aquelarre de ayer en las instalaciones de un juzgado de distrito. ¿Le parece poco la presencia del presidente del Tribunal, el señor don Justino y del connotado jurista Hugo Gaspar?.

No me explico las causas por las cuales estos dos, y su anfitrión, Monsieur Otón, parecían un poco preocupados porque alguna maniobra entre ellos estuviera a punto de ser descubierta… la cosa es que hay testigos que presenciaron esta singular reunión, razón de así de interrogantes, a saber:

1.- ¿No será que la mencionada reunión de emergencia, algo tenga que ver con aquello de la sentencia que nomás firmó el célebre don Silvestre?

2.- ¿Qué la presión del altísimo ya los tiene santos?

3.- ¿Qué los pobrecitos (ex)notarios de origen orticista sumaron un factor más al lío que harán más grande en otros juzgados menos parciales, claro tras informar del particular a la superioridá?

Eso sí, seguro que la reunión no fue para hacer hojaldras y tlacotonales, ora que se acerca Todos Santos… a lo mejor se dio como para hacerse roscas, pues en este contexto de arrebatar patentes como los leones lo hacen con los trozos de presa, hay un asunto más en el aderezó del actual intercambio de cachetadas:

Hay entre uno y otro grupos, la posibilidad de puntapiés y piquetes de ojos –en el terreno jurídico claro- a tal grado que no le extrañen próximos alegatos al más alto nivel, donde aquello de quedar despatentado sea lo de menos y se trate ya de un cara a cara, pero multiplicado por los casos considerados como irreversibles.

Unos y otros se traen ganas. Pero hay la particularidad de que unos ya se están cansando porque abrieron frentes por donde se les ocurrió. Los otros viven cada hora de su existencia, dedicados a ver cómo le hacen para no quedar como el chinito.

De revelaciones en el PRI

Es probable que una suerte de predecible misoginia haya desbordado en el señor de los berrinches, cuando la seño doña Beatriz le soltó de botepronto y en público de los hoy representantes populares tricolores que, la candidatura –y despuesito la gubernatura- fue posible gracias a ciertos detalles como aquél de cederle el lugar (como ya no lo hacen los jóvenes con los viejecitos cuando viajan en la combi).

Pues resulta que Lorena Cuéllar, acató la sugerencia de su partido para permitir el paso de quien hoy hace y deshace. Se supondría que ante tal detalle el señor don manchis activaría una profunda gratitud, o de a perdis muestras de virilidad tricolor (¡!) sí hombre, una especie de apapacho a quienes hicieron posible su triunfo, y no la declaración de, a nadie le debo lo grande que soy.

Curioso, verdad, pero de aquél proceso democrático en el que un cuate solitario, angustiado y al que nadie pelaba, de repente vio la luz. Y lejos de reaccionar siguiendo patrones lógicos montó su vanidad en una bicicleta con ruedas de carrizo y hasta hoy se ha dedicado a echarla encima de quien se le ponga enfrente, no importa si lo ayudó a dejar su calidad de fracaso entrado en años y menos los intentos previos… quién sabe si el poder sea para siempre.

Se advierte en este régimen retro lo poco utilitario de aquél PRI salvaje de finales de los sesenta, con una deuda impagable al tejido social. Por añadidura se infiere el son de burla con el cual el señor de los berrinches pretende hacernos creer en su ejercicio de restitución de ese tejido social que le platico.

Si usted y yo no hiciéramos estos ejercicios que reviven etapas vergonzantes de lo que hoy con descaro se nos vende como, “el regreso del PRI de antes”, habríamos de tragar el doble discurso ultra derechista, autoritario y de muy particulares formas de los hacendados.

Por eso me parece lógico que elementos como Lorena Cuéllar, se deslinden de aquellos orígenes que al llegar al poder condenan al pueblo a situaciones en exceso lamentables como la presente, en que los amigos, parientes y, “gente bien…” dispongan de una hacienda que debería aplicarse con un fuerte compromiso con la sociedad.

Y no exagero si aquí en corto le comento esto que escuché de una dama perteneciente a la alcurnia que está en el poder que nos ocupa: “que desgracia se ha vivido en el sesenta y ocho… ¡los hubieran matado a todos!”.

No le miento. Es indignante, vomitivo, pero es real.

Si con esa bandera nos están gobernando, ya entiendo el porqué de las persecuciones, el exterminio y los negocios en familia.

Ver a los pobres como la capa inmunda que les ha de mover a convidar las sobras tras los banquetes con el sello del PRI de antes.

Según Humberto Moreira, ese partido ha cambiado. Hoy, escucha, analiza y se compromete. Ánimas porque así sea, que de aquél partido-aplanadora- nada más nos quede el amargo recuerdo.

Ya entiendo los porqués de deslindarse de aquél origen.

Enhorabuena.