Con este enroque concluye una etapa gris de una política que no cupo en un gobierno con más vocación administrativa que política; leal a Mariano, pero formada por Beatriz y aconsejada por Antonio Álvarez Lima, la Ávalos dará rumbo y certidumbre al tricolor.

Existen elementos para sostener la proximidad del enroque de Anabel Ávalos Zempoalteca, a la dirigencia estatal del PRI.

El anuncio se haría en cualquier momento –pues la renuncia de la funcionaria ya está sobre el escritorio del gobernador Mariano González- como inicio de una fase de concordia en el tricolor, y el término de un complejo período casi de acoso, donde la permanente labor de tejer fino padece reiteradas irrupciones de un mandatario entre alocuciones desarticuladas, al condenatorio ente de senectos mas silente respecto a los diez primeros meses de un marianismo con pasividad ofensiva.

Don Manchis apostó por un gobierno sustentado en la administración y no en la política.

Mantiene activas las líneas proclives al desdén social debido a razones muy particulares:

1.- Apoya la teoría de engrosar las cuentas bancarias mediante una política de ahorro, consistente en el exterminio de la burocracia que laboró con su antecesor.

2.- Paraliza programas, como el de apoyo a los ancianos, argumentando (y comprobando) la existencia de listas amañadas.

3.- Opta por apagar los movimientos en su contra, amagando con reprimir manifestaciones a través de su extremidad violenta: la Procuraduría de Justicia.

Ávalos Zempoalteca, más política que administradora, sorteará al dejar la Segob, la etapa más incongruente e inactiva de su carrera, en la cual la misoginia de su patrón utilizó al género para mostrarse progresista, mas nunca le permitió tomar una decisión sin someterla a su endiosado veredicto, desfasado, ignorante y víctima del culto a sí mismo.

La baraja como inminente lideresa de su partido, consta de más cartas que las jugadas por el beatricista, Ernesto García Sarmiento, quien hasta hoy ha calentado el sillón de presidente, prolongando el desencuentro entre el sedicente gobernador sin partido (sin papá, mamá, ni padre político) y su enemiga generacional, quien desde su mismo nacimiento a la política en 1974, le ha significado el obstáculo infranqueable y, aun peor, la ayuda ocasional que no ha podido despreciar, aunque después berree y golpee el pesebre.

Anabel, leal como nadie al atropellado marianismo, pero con vocación beatricista y hasta formada ideológicamente por José Antonio Álvarez Lima, culminará por tanto, una etapa bien gris en la apuesta a los destellos de genialidad retro de su jefe el gobernador, a quien apenas el sábado anterior, la dirigencia nacional de su partido lo llamó a apaciguar conflictos existenciales bajo las premisas de un PRI de avanzada, pero congruente con sus orígenes revolucionarios.

Sin duda dará certidumbre a un partido local urgido de rumbo y confrontado con el primero priísta del estado.

Quién llega a la Segob

Es muy probable que Mariano tenga la mira puesta en un operador nato, con docenas y docenas de relaciones, pero con una imagen mal vista por numerosos sectores.

Rubén Flores Leal, haría el enésimo protagónico desde el líder priísta que fue, cuando Álvarez Lima llega sin oposición al gobierno, hasta su renuncia a ese partido, el raro apoyo a Maricarmen Ramírez, pero en formado en las filas de Héctor Ortiz, con quien cobraba como coordinador de asesores, y ahora, con un marianismo extremo, pese al amago de perder la patente de notario.

¿Acaso es la adustez de Flores Leal, lo que se sobrepondría al rasposo estilo marianista, al cual estorbó la decencia de Anabel?

Aparentemente al señor Manchis lo aburre el pánico que provoca y que por lo menos en tres ocasiones siendo ya gobernador, barrió con todo su gabinete, sobajándolo, humillándolo, al encontrarlo como la orquesta desafinada, cuyos trompetistas y violinistas han sido incapaces de leer la partitura, que cambia según se alumbre y también como se encuentre de ánimo el sostenedor de la batuta, el de los oídos tapados y la arritmia genética.

Prolongar el conflicto

Tras solicitar cita con el gobernador, el rector de la UAT, Serafín Ortiz Ortiz, sostendría con Anabel Ávalos, un encuentro con miras a alivianar la carga respecto al comodato de la Plaza del Bicentenario.

La UAT requeriría el concurso del Ejecutivo local, para proseguir con la gestión de importantes partidas federales, para seguir la edificación de la disputada obra.

La secretaria de gobierno tomó nota y lo consultó con su patrón, quien además de negarse a coordinación alguna con el académico, no tendría las mejores expresiones para la intentona de superar la discrepancia respecto a la multimillonaria obra.

Pero hay de obras a obras

La constructora, hija de Roberto Romano Montealegre, secretario de Obras, Desarrollo Urbano y Vivienda (Secoduvi) efectúa el remozamiento de la casa de gobierno, de Tizatlán.

Hay que cambiar; hay que gastar lana con tal de extinguir olores, recuerdos o detalles relacionados con el antecesor.

Y consciente de ello, la potentada presentó presupuestos escandalosos. Y en la obra, gente de Finanzas le solicitó prudencia, pues en plena administración de la caja de cristal y el resarcimiento del tejido social, sería incongruente tirar el dinero de semejante forma.

Y la respuesta de la seño no tardó: “oye pen… esta es la secretaría de mi papá y a mí me vas a dar lo que te estoy ordenando”…

Lo demás no lo publicamos porque se me hace de mal gusto el reunir tantas majaderías, sobre todo de una profesionista con ventajas, digamos propias del manchismo.