La perla negra de cada gobierno, la feria, comienza a conformarse como el mismo proyecto sin transparencia… cantina por antonomasia de chicos y grandes. Aunque en el capítulo de los menores de edad, duele, porque hasta uniformados se recuerda a chamacos y chamacas con los efectos del consumo excesivo, con todo y los olores al primer vómito, vivido en el único sitio donde reina la impunidad, o sea en la feria de Tlaxcala.

Está fresco el recuerdo de Daniel Herrera Murga, quien se adueñó de la feria mientras fue vigente el orticismo.

¿Entonces hubo abusos?

¿Lo duda?

Pero el orticismo llegó a su fin. Comenzó una nueva etapa, con la gran expectativa de la transparencia.

¿Y?

No pues nada.

La inminente llegada del ex senador Joaquín Cisneros Fernández, a la fiesta de los tlaxcaltecas, debiera también ser ejemplo de transparencia.

Pero, transforma unilateralmente al recinto y nadie da razón de esos movimientos.
Ojalá no se trate nada más del cambio de nombres de quienes encabezan al gran negocio.
Parte fundamental de la democracia es el acceso a la información.

Y no se vale que unos vengan y gasten millones del presupuesto levantando naves y ampliando pabellones. Y que al rato lleguen otros a derruir aquello, para darse gusto, pero desde pedir el diezmo a los constructores.

Y por más curso de diseño interior que nuestro ex senador haya tomado en las europas, no se valen sorpresitas al respetable, verdadero protagonista de este esfuerzo promocional, donde el escaparate nacional de artesanos, industriales, artistas y empresarios gastronómicos, fue aplastado por una manota negra gracias a la cual la feria devino en la tremenda borrachera de la que no deberíamos sentirnos orgullosos.

Por si fuera poco, pagada con recursos del estado, pero con ganancias depositadas en la cuenta de particulares.

Tarea bien importante para los señores diputados.

Más que urgente la actualización de la ley de la Feria de Tlaxcala, si es que existe.
¿Acaso no nos merecemos conocer el destino de la lana que va a dejar el casino, el palenque, las corridas de toros, la taquilla de la feria?

¿Cuánto llega a la tesorería como financiamiento oficial y cuánto como ingresos, desquiciantes los días en que la población entera de Tlaxcala y otro tanto de entidades vecinas se desborda a conocer los avances del estado (si es que hay), o como nos ha estado pasando, a enterarse del desgano de un evento de gran envergadura en manos de una víctima de sus propios excesos?

Descaro

Tras el penoso papel del remedo de director del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura, apagando la luz y sacando a empujones al autor de Tijuana, crimen y olvido, la vocera de dicha instancia, se supone que cultural, todavía tuvo ganas de llamar a la Casa editora de dicha obra, para reclamar por la protesta del maltratado autor.

Si hubiese así de decoro en el ITC, la limpia comenzaría desde la propia vocera, pero no sería justo que siga al frente de tan importante institución el señor Gerson, cuya generación espontánea en este ámbito, lo único que nos demuestra es ausencia de conocimiento.

Delicado, verdad, para alguien que se precie de encabezar al instituto de los cultos de Tlaxcala.

De la old mome

A propósito de las cuentas opacas en que regularmente se dan en la feria, la delegada del CEN del PRI, anda puras castañuelas pues asegura que el amor de su vida, creo que el recién llegado del curso por las europas, tendrá en consecuencia lista la marmaja, para financiar su campaña, para qué cree, pos para intentar ir de nueva cuenta al Senado.

Ese sí es amor del bueno.

¿Pero ya no hay menos rucos en el PRI?