En apariencia, el miedo de los funcionarios hacia el gobernador Mariano González Zarur, los ha hecho cautos en el ejercicio de planear y timoratos a la hora de la toma de decisiones.

En cambio, las funcionarias parecen haber tomado la medida a su jefe y, sin más rubor han encabezado las primeras acciones de real cambio en la presente administración.

Aunque, deben establecerse diferencias.

Representantes de transportistas detestan a la secretaria de Comunicaciones y Transportes, Gisela Santacruz, desde que propuso aminorar el rango en los modelos de taxis, para quitar de circulación modelos 2000 y anteriores.

La medida es positiva, pero la falta de tacto al proponerla permitió a transportistas acostumbrados a extorsionar a las autoridades, a buscar un trato con la secretaria de Gobierno, Anabel Ávalos Zempoalteca, quizás la servidora pública con el mayor grado de confianza de parte del mandamás.

Con apariciones azarosas, como haber ordenado la presencia policíaca en la inédita clausura del Tribunal de Conciliación y Arbitraje, la secretaria Ávalos Zempoalteca, demostro en aquella rara decisión que no le tiembla la mano para tomar una determinación si esta proviene de quien se propone, atraer los viejos estilos autoritarios de su partido, el PRI.

Alicia Fragoso Sánchez, la procuradora de Justicia, parecía perder terreno en aquél desafortunado episodio, de la clausura de Conciliación y, aunque cantó retirada temiendo infingir la Ley, su adversarios en la competencia por la Procuraduría, fueron incapaces de superarla en el ánimo de los diputados, cuya decisión de seleccionarla dentro de la terna marianista, fue una acción aplaudida por amigos y adversarios del gobierno.

Está claro que este puede ser el sexenio de las mujeres.

Se ve que vienen sin compromisos, a diferencia de otros, generalmente hombres, cuya cola podría ser tan larga como los cargos de conciencia que tendrían de verse emplazados a tomar decisiones de la talla de estas que le platicamos.

Ellas disfrutan de los escasos momentos positivos en la agenda del gobernador, quien según se aprecia a ellas no las somete a la constante exhibición de sus debilidades, ó incapacidad para conocer tanto como él lo alardea.

Es un magnífico mensaje que debería preocupar a quienes vienen cargados de compromisos, destinados a fracasar ó, con la idea de salir de pobres tras doce años de ayuno en la nómina.

Alguien hasta llegó a escuchar del mandamás las grandes capacidades para ganar aquella elección del cuatro de julio pasado, gracias al voto de género… hubiese ganado aun sin hacer campaña, llegó a decir a alguien de sus confianzas.

Además de parecernos un exceso, tal opinión creemos conveniente comentarla con un analista de la conducta porque, nos parecería adecuado someterla a al psicoanálisis, a ver si nos es posible llegar al fondo de esta suerte homofóbica que se agrava cuando alguien huele al ex gobernador Héctor Ortiz.

Es inconcebible esta especie de placer sentido por hombres, mujeres y niños, al hacerse justicia por propia mano, como puede adevertirse en esta imagen de El Sol de Tlaxcala. El niño frente a los presuntos ladrones se divierte quitando y poniendo una máscara evocativa de la muerte, como parte de un extraño rito en el que mucha responsabilidad tienen desde los sacerdotes, hasta la irresponsable ingesta de bebidas embriagantes.

Tecuexcomac; las provincias de Tlaxcala pueden ser violentas en extremo

La justicia por propia mano. La complicidad hecha tumulto. Una forma de apaciguar la ira colectiva a flor de piel.

Cualquiera puede ser sospechoso a los ojos de quien se sabe respaldado por cientos iguales a él, deseoso de cobrar venganza en el primero que les pase por enfrente. Lo malo es que esto le puede costar la vida.

Una impresionante imagen de El Sol de Tlaxcala, muestra el jolgorio de chicos y grandes. Disfrutan teniendo a su merced a estos sujetos, quienes juran haber pasado por esta comunidad con la intención de comprar chatarra.

Pero alguien los vio con cara de miembros del crimen organizado, azuzó a sus paisanos y, activó la esta extraña mixtura de justificación con tintes religiosos (pues de por medio estuvieron las campanas) la estimulación lograda por la ingesta de alcohol en grandes cantidades, la permisividad para que menores de edad disfruten viendo la tortura.

Creemos que esta manifestación también contiene mensajes a la autoridad en los cuales le advierte que en la primera oportunidad exigirán beneficios a cambio de despresurizarse.