Esta derrota implica ausencia de capacidad de quien debería ser el gran líder pero dedicó el tiempo precioso antes de asumir, a hacerse el importante… a escasas y pobres apariciones públicas, mientras otros, interesados en la política, le comían el mandado.

A la fecha no se han dado la oportunidad de demostrar cualidades por las cuales el pueblo los eligió como sus representantes.

Pero sí fueron capaces de unificar criterios en contra de una iniciativa priísta con la cínica ventaja a su favor para gobernar en el Palacio Legislativo y, con la creencia de ser vigentes en aquellos tiempos de la hegemonía tricolor. Cuando la maquinaria obedecía a los desvencijados líderes, esos a los que dios tiene a fuego lento…

El coordinador de los tricolores, Héctor Martínez, supuso que sumando a Lorena  y a los tres detractores de su partido en el morral de aquella, en automático sería aprobada la propuesta para el abordaje del frío y mal construido edificio, donde los diputados cobran y duermen. Ah, y también se enfrentan.

El PAN y aliados de circunstancia y conveniencia, conformaron un colectivo de férrea oposición al partido del gobernador y les demostraron que a estas alturas, panismo, orticismo y otras menudencias, son capaces de echar abajo una propuesta de la arrogante mayoría.

Ni modo. Los nombramientos tricolores se fueron al bote de la basura.

En un nuevo debate la asamblea discutirá, en distintas condiciones, los nombres para barajarlos pero, en un marco de equilibrio, lo que los mamones llaman correlación de fuerzas.

Los nombres de quienes despachen en la secretaría parlamentaria, en la dirección de prensa y relaciones públicas, en el instituto de Estudios Legislativos, aunque importantes, pasan a segundo término.

Lo inédito es que el PRI fue vencido en una votación, pese a llegar con el estigma de ganador de las elecciones del cuatro de julio. Desde luego, de ser el partido del gobernador.

Esto no es casual.

Hay manos que mecen la cuna de una oposición necesarísima ante la amenaza de una tiranía.

La derrota priísta tiene un profundo significado que dio en el blanco del ególatra ejecutivo.

¿Cómo, nos vencieron?

¿Están de regreso aquellos operadores de antaño que arrancaban lágrimas a diputados como Noé Rodríguez y otros de su, “estatura”?

O la oposición se dio en forma espontánea.

De ser la primera teoría, la de ayer fue una sesión para el orticismo. Y como el marianismo es enemigo de la negociación, primero muertos que soltar un centavo a quienes se ubican en esta histórica oposición, a cuyo mérito se debe poner al PRI las peras a veinticinco.

Pero si los criterios se unificaron en forma natural, triste la calavera de quienes pretendan la legalidad anteponiendo las conveniencias tricolores, pues ese camino no es el indicado. Vamos, además de aguardarnos tiempos de retroceso, los sueños del arrogante ejecutivo se estancarán por muy positivos que fueren.

Enhorabuena porque esa oposición es la evidencia primera del ideal sistema de pesos y contrapesos.

Aun peor para la mayoría priísta. Mucho trabajo les costó sumar a Lorena y secuaces, quienes pusieron a prueba a su partido haciéndose los graciosos, como sugiriendo beneficios constantes y sonantes a su eventual apoyo.

En otras palabras, el que debería ser insuperable líder y mantener un fluido diálogo con la oposición cosecha la molesta y prolongada pasividad, actuando como primerísima figura de un rodaje de los setenta en un pueblo ajeno a glorioso argumento de algún escritor chafa, de esos que abundaban (y siguen).

Aguas con los presupuestos, con la iniciativa para dejar de cobrar la tenencia vehicular, con los planes áureos del ganadero.

En un régimen con semejantes niveles de grandeza, no vale culpar de su inoperancia al Legislativo. Digamos, es un argumento demasiado visto.

Significa ausencia de liderazgo.