Resulta que los dos líderes camerales de facto, Héctor Martínez y Lorena Cuéllar, reciben instrucciones de Betty Paredes… los dos bailan al son que aquella les toca y, por lo pronto mantienen el fantasma del bloqueo a cuanta iniciativa del Ejecutivo llegue.

Como podrá usted atestiguar, el presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política, de la LX, no nos habla del destino de los nueve ex alcaldes con denuncias por abusar del presupuesto, tampoco dice esta boca es mía al darse cuenta de la división en que está empantanado este poder, luego que se escindió el grupo lorenista (Cuéllar, Pluma, Romero y Pérez).

Pero sí tiene pulmones para gritar a grandes decibeles que Gregorio Cervantes, el ex tesorero de Apizaco, en cuyas manos se diluyó el presupuesto (y con él los sueños de grandeza de Alex Ortiz), será diputado bajo la premisa calderonista del aiga sido como aiga sido.

Nuestro añoso y singular personaje de los laberintos de la política trico-beatricista, tampoco muestra un poco de clase al percatarse de la inclusión de un personaje con negro historial, ni más ni menos que en la terna para procurador (Dios nos agarre confesados).

Su escasa iniciativa me lleva a malpensar en una estrategia manejada por Beatriz, jalando los hilos a dos de sus incondicionales –Héctor Martínez en esta esquina y, Lorena Cuéllar en la otra- para mantener dividido al poder Legislativo, con la posibilidad de aliar a ambas facciones, sólo cuando a sus intereses convenga ó, alentar su desencuentro ante los incrédulos ojos de un ejecutivo realmente acotado.

Tras aquél emplazamiento en plena campaña, de Quique Peña Nieto a la de Tizatlán, para que se dejara de tenebras y, escuche usted: para ahutentar el estigma de tlaxcalteca traidora, haciendo efectivo su apoyo a quien hoy gobierna nuestra entidad, quedó como un rencor en la Doña… como una sensación de malestar que habría que sacar cuando fuese oportuno.

Y mire que este es el momento.

Ojalá me equivoque, pero la única forma de acercamiento entre Martínez García y Cuéllar Cisneros, es Betty.

Mas por el momento, la indicación debe ser: cada quien a su respectiva esquina, que así me conviene tenerlos… por ahora…

Quique Peña, seguramente habrá notado la deferencia beatricista, pero ya ves, tan descorteces que son los tricolores cuando se lo proponen, que ni un gracias a la de Tlaxcala. (oiga, quisiera ver a alguien que niegue la influencia de la ex gobernadora para el triunfo marianista).

Le pidieron ayuda para ganar, no para gobernar.

Entonces a ver a cómo nos toca, debe haber dicho.

Y en este momento la arena tlaxcalteca es un caos. Héctor Martínez, haciéndole al maje, tratando de rescatar a un cuasi delincuente para hacerlo diputado, pero guardando silencio de los temas en los que la Legislatura debería aplicarse a fondo.

Lo malo de la grilla de estos políticos consiste en pensar que nos ven la cara de tontos. Suponen que  no nos hemos dado cuenta de su infantilismo y, eso sí, aseguran un sustento mayúsculo mediante la extensión de varias manos.