La oferta marianista, de un estado más justo y de, alejar la crueldad del campo, sonaría a sarcasmo cuando el origen del hoy mandatario se hallaba en sus esplendor. Hoy, luego de años de reflexión vuelve a la carga, esperamos que con apetitos contenidos….

La mesa está servida. Los criados van a ser otros, pero las sillas, las mismas.

La fecha llega. En el Congreso, por fin se animaron a barrer y, hasta los tanques de gas guardaron. Llegan nuevos inquilinos con la promesa de no ser tan inútiles como sus antecesores.

Al día siguiente ya tiene que funcionar la nueva vecindad para tomar protesta al más guapo y poderoso de Tlaxcala (es su culto a sí mismo). Y del equipo que se va, ¡Ay de ellos!, cuánta tristeza…

Por lo pronto, está confirmado que Héctor Ortiz, acuda a la ceremonia oficial de toma de protesta. Y conste, ya calculó cómo le va a hacer para esfumarse en cuanto haya entregado la estafeta.

No le va a quedar de otra.

Ni siquiera le pasa por aquí irse a meter al centro de convenciones, donde Mariano gobernador nos tiene reservado el discurso con el que piensa transformar al estado.

Tomemos en cuenta que se trata del mensaje de los hacendados de vuelta al poder.

Debe vendernos algo bueno.

No se trata de hacer polvo a los académicos, a quienes la vida hizo una mala jugada con el presidente de las necedades y su chimoltrufia deschanclada.

Estamos presenciando una nueva historia.

Pero no perdamos de vista su esencia. Regresan los dinos, pero además, los ricos, los herederos de las decenas de hacendados dueños de todo Tlaxcala hasta antes del movimiento encabezado por Natalia Teniza y su pupila Rosalía Peredo Aguilar.

Cómo cambió el panorama.

Y de ello se encargó alguien de la talla de Emilio Sánchez Piedras.

Pero estos líderes se dan una vez en la vida. Hoy, vemos copias piratas, remedos chafas, personajes circunstanciales.

Mariano tiene sobre sus hombros las miradas de sus compañeros los ricos. Lo han de juzgar porque le encontró sabor a convivir con los pobres. Hasta los comenzó a utilizar.

Pero, esos son unos nacos que jamás se podrán mezclar con la crema y nata de la sociedad… pues de eso habrá de encargarse el gobernador-criador de toros.

Lo primero. No incluir gente de mala famaen su gabinete. Ricos y pobres lo están viendo. No se lo van a permitir. Sabe que su gobierno carece de margen de maniobra. Si comete yerros lo va a pagar caro. Si peca de insensible los grupos se encargarán de recordárselo.

Qué curioso. La circunstancia llevó al pueblo a votar por lo que en 1998 eliminó de sus preferencias. Y lo hizo, encauzado por las ciencias electorales de quien aplicándolas se inmolaba. Héctor Ortiz.

Qué caro paga el precio de impedir el renuevo generacional. Así de grave habría sido operar para hacerlo posible. Su grupo, igual que el PAN, fueron los sacrificados.

Dice Mariano que va a detonar el progreso. A acabar con la injusticia en el campo, a pugnar por una justicia pronta y expedita.

En los tiempos del esplendor de sus orígenes, esto habría sonado a sarcasmo. Hoy ha sido un discurso de campaña. Ojalá pueda equilibrar apetitos de ricos con demandas de pobres. Y hacer un buen gobierno.

Más sorpresas aguardan al PRI. Probablemente eche al PAN de los Pinos. Debe estar preparado para controlar su arrogancia.

Sobre todo en casos difíciles como el del nuevo líder tlaxcalteca.

Enhorabuena al nuevo gobierno, pese a su genética.

Llega, tras años de reflexión y hasta me atrevo a pensar que, luego de mucho de negar los excesos en que otrora incurrió.