Hoy nos salen con que al verse se muestran los dientes… pero si vienen del mismo grupo político, perteneciente a la misma generación opuesta al llevado y traído renuevo generacional, nada más, apasionados en ganar batallas electorales y, después, qué sigue…


Autoridades en funciones y, aquellas a punto de asumir el mando, deberían dejar el tono frívolo que acompaña a las acusaciones mutuas en este evidente vacío de poder, aprovechado por algunos para jalar agua a su molino.

Es el caso del vocero, Domingo Fernández, señalando a personajes del equipo marianista en una práctica que para él podría tener tintes fraudulentos, pues al exigirles su nombramiento, sencillamente se esfuman.

Lo dicho por el aún coordinador de prensa y relaciones públicas, dibuja un caótico gobierno entrante, desinteresado en un proceso adecuado de entrega recepción, con base en la ley, y no actos improvisados y aislados, tan faltos de seriedad como la repentina irrupción en alguna oficina de gobierno esgrimiendo la cercanía del plazo fatal, nada más.

Fiel a su principio de indiferencia, el gobernador electo, Mariano González Zarur, persiste en guardar silencio, grave para el necesario desempeño armónico si pretende atenderse lo conocido como estabilidad social y política de la entidad.

Que personajes como Fernández Ahuactzi, se den el lujo de exhibir la ausente coordinación en la administración marianista, debería encender los focos rojos de esta, acabar con los desplantes con el sello personal de Carlos Rojas y, mostrar un poco de respeto por un pueblo ávido de certeza y rumbo en el comportamiento del próximo gobierno.

Qué significa la atonía marianista en lo que debiera ser el gran concierto tlaxcalteca. Yo creo que un obsoleto culto a la persona, una lesiva centralización de acciones y señales en plena vigencia de la alternancia, pese a tener el mismo origen político del gobernador en funciones y hasta del anterior.

Nos encontramos ante la disputa de dos hermanos inmaduros y malcriados que hoy nos tratan de tomar el pelo alegando pertenencia a tal o cual partido, cuando en realidad son la misma generación de políticos cansados, intolerantes y malos administradores, apasionados por triunfar en una lucha electoral, pero dispuestos a amodorrarse en cuanto tengan el poder en sus manos.

En esas andan, mientras otros vivales surgen aprovechando su incomunicación tratando de inventar nuevas formas de anotarse en alguna nómina o buscar su bono de marcha.

Es el caso de Perfecto Barrales, un rutinario y cíclico sedicente fundador del PRD, dispuesto a emitir toda suerte de quejas, cuando en el trayecto de su particular activismo bien que estiró la mano para recibir casi un millón de pesos de la administración saliente.

Información documentada sostiene que a mister Barrales le brillaron varias veces los ojos, en 2009 con 200,000 para comprar una tostadora de amaranto, de 50,000 para siembra de amaranto, de otros 30,000 para siembra de amaranto; en 2010, un cheque de 350,000 para terminar la compra de la tostadora, 48,000 del programa reconversión productiva y otros 301,646 del mismo programa reconversión productiva y así sucesivamente hasta completar casi un melón.

Hoy, lo podemos ver en huelga de hambre, mostrándose como todo un mártir de la producción de amaranto y, como decíamos al principio, aprovechando la nula comunicación de los marianistas para enterarse por dónde les van a llegar las pedradas.

Lo mismo pasa en la Coordinación de Información y Relaciones Públicas, donde según Domingo Fernández, se presentaron unos tipos a pedir información. En Coracyt y en otras instituciones del gobierno que, viéndolo bien no tendrían por qué negar datos, si estos se solicitan mediante los conductos legales adecuados.

Van bien. Aún no asumen y ya sabemos que les falla la organización.

Qué raro, verdad. Y eso que el gobernador González Zarur, presume de ser un magnífico contador.

Pues lo que quisiéramos en Tlaxcala es, contar con él, aunque sea un poquito.