La estrategia de inhibir o desalentar las marchas de protesta de grupos feministas el próximo 8 de marzo cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer, seguramente se pondrá a prueba en doce días cuando se compruebe si las participantes optan por mostrar prudencia o deciden mostrar su furia y coraje por no ser escuchadas, atendidas y tratadas con respeto por parte de las autoridades.

 

 

Nadie podrá decir que el gobierno del estado no está tratando de evitar las protestas, pero sobre todo garantizando la paz social a fin de que las marchas que se realicen ese día se desarrollen sin alterar el orden público y dañar la infraestructura urbana y los edificios históricos que existen en el primer cuadro de la capital tlaxcalteca.

 

Hace unos días el arrogante secretario de Seguridad Ciudadana, Ramón Celaya Gamboa, adelantó ante los diputados locales que el próximo 8 de marzo se implementará un operativo para contener, persuadir y guiar las probables protestas de colectivos y grupos feministas, lo que obviamente dejó entrever que no tenía la más remota idea de lo que pasó el año pasado cuando elementos de la policía terminaron reprimiendo y llevando a cabo detenciones de jóvenes mujeres que realizaban pintas, pegan carteles de denuncia de acosadores y destruían las estructuras y láminas colocadas para proteger el Palacio de Gobierno.

 

El exceso de estructuras colocadas en el primer cuadro de la ciudad fue un detonante que alentó a las mujeres a subir el tono de sus protestas. Hoy al parecer se repetirá la estrategia de acuerdo con el tonto manifiesto del exquisito Consejo Interinstitucional para la Salvaguarda, Protección y Conservación del Conjunto Conventual Franciscano y Catedralicio de Nuestra Señora de la Asunción, cuyos integrantes sólo piensan en el patrimonio cultural de la ciudad y se olvidan de las demandas y exigencias de un sector que sigue enfrentando abusos, desigualdad, acoso y malos tratos porque sencillamente no han tenido respuestas favorables de las autoridades.

 

Aunque no precisan las acciones que se pondrán en marcha el próximo 8 de marzo, ese grupito de “intelectuales” implementará, a costa del erario, “una serie de medidas para salvaguardar los monumentos, edificios y patrimonio histórico, en apego al respeto a la libre manifestación”, con el propósito de mantener un equilibrio ante la lucha de las mujeres tlaxcaltecas que exigen seguridad y justicia.

 

No se sabe si la estrategia que se ha puesto en marcha el gobierno estatal para inhibir o desalentar las protestas de las mujeres dará resultado, porque los colectivos feministas y otras organizaciones que suelen participar en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer han sido prudentes y han optado por mantener un bajo perfil, de ahí que se desconoce su postura en torno a las decisiones que han empezado a tomar las autoridades.

 

Me parece que al gobierno estatal le ha faltado más apertura y más mesas de diálogo con los colectivos y organizaciones feministas. Si bien han sido atendidas y escuchadas, porque se ha tratado y resuelto parte de la problemática que han planteado, lo cierto es que aún quedan pendientes.

 

El gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros nunca ha estado cerrado al diálogo ni se ha negado a establecer los canales adecuados para atender la problemática de las mujeres, sin embargo es obvio que hay adversarios políticos que aprovechan ciertas circunstancias para tratar de golpear y desacreditar a la actual administración con argumentos descontextualizados y exagerados como es el hecho de asegurar que las activistas o las jóvenes que participen en la protesta del 8 de marzo serán tratadas como delincuentes.

 

Los pronósticos sobre la próxima marcha que llevarán a cabo las mujeres tlaxcaltecas son desalentadores, porque la mayoría apunta a que se tendrá un día complicado y con protestas que terminarán con hechos violentos, lo cual en caso de registrarse sería lamentable porque Tlaxcala pasará a tener por segundo año consecutivo un 8 de marzo rojo.

 

Pero no crea que todo es visto de manera negativa, pues hay quienes confían en que sí habrá protestas pero que éstas no se saldrán de control.

 

Por lo pronto la estrategia de inhibir a las mujeres para que no participen en las protestas a mí me parece que no es la correcta, pero veremos si con el tiempo compruebo que yo estaba equivocado o confirmo que las autoridades erraron en su propuesta.

 

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