A 22 días de que se realice la marcha de 8 de Marzo para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, las señales que el gobierno del estado está enviando a las participantes son contradictorias y hasta se podría pensar que provocativas, lo que sin duda generará un clima tenso que puede derivar en hechos tan lamentables como los registrados el año pasado en Tlaxcala.
Faltan pocos días para que las mujeres vuelvan a salir a las calles y es la fecha que no existe ninguna respuesta favorable a sus denuncias o peticiones realizadas el pasado 8 de Marzo, donde a través de denuncias anónimas colocadas en los muros del Palacio de Gobierno expusieron a presuntos funcionarios y a maestros acosadores y golpeadores de mujeres, así como también evidenciaron la negligencia de las autoridades para castigar feminicidios y encontrar a jóvenes desaparecidas.
La respuesta de las autoridades a esas demandas y peticiones se desconoce. Nunca se informó si hubo algún seguimiento a los casos expuestos o se mantuvo contacto con los diferentes colectivos a fin de atender sus demandas. Ese día para controlar a las jóvenes se recurrió a la fuerza pública, lo que derivó en un enfrentamiento que obviamente dejó personas lesionadas, pero ninguna detenida.
Para indagar los hechos y el presunto abuso de poder y autoridad que cometieron los policía estatales bajo el mando del secretario técnico de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Guadalupe Ballesteros Arellano, la Comisión Estatal de Derechos Humanos a cargo de Jakqueline Ordóñez Brasdefer inició una investigación que al parecer nunca se terminó porque es el día que no ha emitido ninguna recomendación, evidenciado que ese “organismo autónomo” responde más a los intereses del gobierno que a los de los ciudadanos.
La administración que encabeza la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros lejos de mandar señales de tolerancia y conciliación ha optado por empezar a mostrar su fuerza policiaca que se encargará de vigilar y contener a las mujeres que decidan salir a las calles el próximo 8 de Marzo.
Ayer se puso en marcha la Policía de Género de Tlaxcala, elementos que tendrán la responsabilidad de brindar protección a mujeres, niñas y adolescentes víctimas de violencia, con atenciones directas o patrullajes aleatorios.
Según se informó, las policías están adiestradas y sensibilizadas en detenciones, manejo de armamento, defensa policial, conducción de vehículos, protocolos nacionales en primer respondiente y uso legítimo de la fuerza, para garantizar el mejor trato, lo cual seguramente asustará a los varones, esposos, novios y amantes que violenten a sus parejas, porque ahora sí habrá un uniformado debidamente capacitado que lo podrá detener por ser abusivo.
En su comparecencia ante los diputados y las diputadas locales, Ramón Celaya Gamboa, secretario de Seguridad Ciudadana, reveló que ya se está diseñando la estrategia para contener y repeler las protestas que pudieran llevar a cabo los grupos feministas tlaxcaltecas, declaración que no fue bien vista por los colectivos que de inmediato lo interpretaron como una actitud de provocación e intimidación para que no salgan a las calles a exponer los abusos que se siguen cometiendo con su género.
Me parece que las autoridades estatales se están equivocando de estrategia y que lejos de inhibir posibles actos vandálicos como los registrados el año pasado, están dando los pretextos necesarios para que la marcha se torne violenta.
De los funcionarios que fueron señalados como acosadores, cuántos fueron investigados y a que conclusión se llegó si es que se inició una indagatoria. Los maestros expuestos como hostigadores siguen dando clases o fueron despedidos o, simplemente, se optó por cambiarlos de plantel o de escuela para simular que hubo alguna consecuencia.
Sobre los casos de mujeres desaparecidas o víctimas de feminicidios hubo avances o después de un año las cosas siguen igual.
Hay muchas preguntas y ninguna respuesta.
El ambiente previo a la conmemoración del 8 de Marzo de este año no es el mejor y seguramente habrá problemas.
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