Algo urgente deberá hacer el gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros para reforzar la seguridad en Tlaxcala e impedir que ahora la entidad se conozca como el tiradero al que recurren hombres para abandonar cadáveres de mujeres víctimas de feminicidios.

 

 

Durante el año pasado fue constante la noticia que en territorio tlaxcalteca aparecían cuerpos de personas asesinadas o ejecutadas en otras entidades circunvecinas, hecho que siempre fue minimizado por el secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, quien lamentaba esa situación y prometía reforzar los operativos para detener la incursión de delincuentes foráneos a la entidad para dejar cadáveres.

 

Fueron más de diez cuerpos de varones los que fueron abandonados en diferentes municipios tlaxcaltecas sin que la Policía Estatal o alguna otra autoridad hiciera algo para frenar ese fenómeno que generó preocupación entre los ciudadanos y las ciudadanas.

 

Lo grave de ese asunto, es que el pasado 22 de diciembre en el municipio de Apizaco, Tlaxcala, fue hallado el cuerpo sin vida de la peruana Wendy Hellem Sandon Herrera, una mujer radicada en Cuautlancingo, Puebla.

 

Se sabe que se trataba de una joven propietaria de varios salones de belleza, de 33 años de edad, quien fue vista con vida por última vez el 15 de diciembre, fecha en la que se llevó a cabo la inauguración de otro establecimiento en Sonata, dentro de la exclusiva zona comercial de Angelópolis.

 

Un día después la empresaria fue reportada como desaparecida. La mujer oriunda de Perú dejó tres hijos en la orfandad, dos de ellos de su primer matrimonio con un ciudadano estadounidense.

 

Por la desaparición y probable asesinato de Wendy Hellem Sandon fue detenido Darío N., pareja sentimental de esa mujer, pues las cámaras de vigilancia de su domicilio grabaron el momento en que salía cargando bolsas de plástico, las cuales subió a su vehículo y que después presuntamente abandonó en Apizaco, donde fue ubicado el cadáver de la joven.

 

Anoche, se localizó otro cuerpo de una mujer en el fondo de una barranca ubicada en las inmediaciones de las faldas de La Malinche, en los límites de los municipios de Teolocholco y San Pablo del Monte.

 

Al parecer se trata de una dama originaria de Morelos y radicada en Cholula-Puebla de nombre María Eugenia N., quien fue reportada como desaparecida desde el pasado 21 de diciembre.

 

Los cuerpos de rescate de Tlaxcala realizaron las maniobras necesarias para recuperar los restos mortales de esa persona, cuyo cuerpo fue entregado a la Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE) a fin de llevar a cabo la identificación del mismo y proceder con las investigaciones para esclarecer este homicidio.

 

Según la ficha de búsqueda, la mujer de Morelos no localizada desde el pasado 21 de diciembre es María Eugenia Ocampo Martínez, de 43 años de edad, de tez morena clara, cabello lacio y ojos cafés.

 

 

La Fiscalía General del Estado de Puebla reveló que la desaparecida iba a bordo de una camioneta Nissan Xtrail con placas TRK785B, modelo 2014 (que no ha sido localizada), según los datos asentados en la carpeta de investigación FGEP/CDI/FEIDDFPDCP/DESAPARECIDOS.B-/001458/2022.

 

Más allá de que en las próximas horas la PGJE confirme si el cadáver encontrado anoche corresponde a la mujer de Morelos o si se trata de otra víctima, lo preocupante es que en menos de dos semanas fueron localizadas en Tlaxcala dos damas que fueron asesinadas en el vecino estado de Puebla y sus restos mortales desechados en la entidad.

 

El asunto atraerá la atención mediática no sólo porque las mujeres desaparecieron en Puebla y sus cuerpos fueron localizados en Tlaxcala, sino porque se cuestionará la seguridad del estado que está siendo gobernado por una mujer como Lorena Cuéllar Cisneros, quien llegó al poder de la mano de Morena y de la Cuarta Transformación.

 

Sencillamente la estrategia en seguridad, si es que hay, para detener o frenar la incursión de criminales a Tlaxcala no está funcionando y creo que los hechos lo demuestran claramente.

 

Resulta lamentable que Tlaxcala sea conocido como un depósito de cadáveres y de víctimas de feminicidios.

 

Que tristeza.

 

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