Las chicanadas legales a las que ha recurrido la dirigencia nacional y estatal del ex partidazo para mantener el control del instituto político seguramente tendrá un elevado costo, pues la militancia no sólo se alejará más, sino que terminará por reforzar y trabajar para otros proyectos al comprobar que los actuales líderes como Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” y Anabell Ávalos Zempoalteca sólo buscan beneficiarse para alcanzar y conservar más poder.

 

 

En Tlaxcala, la dirigencia nacional que encabeza el desprestigiado Alejandro Moreno recurrió a una maniobra legaloide para imponer a Anabell Ávalos como líder del PRI en la entidad, con lo cual se evitó un proceso interno que de haberse llevado a cabo seguramente los priistas hubieran optado por designar a un representante más comprometido, con más trabajo y con un mayor liderazgo al que dice tener la ex presidenta municipal de la capital y ex candidata del tricolor a la gubernatura.

 

Y para continuar con las trampas, el lunes pasado Moreno Cárdenas convocó a una reunión del Consejo Político para reformar los estatutos a fin de extender su periodo como presidente hasta después del proceso electoral del 2024, cuando legalmente estaba establecido que debería entregar el poder en agosto del 2023.

 

El líder nacional del PRI se había comprometido a abandonar la presidencia el 18 de agosto de 2023, pero con la reforma al artículo 83 en su Fracción XXXVII de los estatutos que avalaron los consejeros nacionales, Alejandro Moreno tendrá la oportunidad de prorrogar el periodo estatutario de la dirigencia nacional dentro de los “90 días hábiles previos” al inicio del proceso electoral federal.

 

Con estas modificaciones, “Alito” Moreno estará al frente del tricolor por lo menos al 18 de noviembre del 2023, un día después del arranque formal del proceso electoral 2024, que inicia el 17 de noviembre del siguiente año, lo que obviamente le dará el control de los procesos para designar a su candidato presidencial, los abanderados a las gubernaturas, de los aspirantes al Senado, a las diputados federales y locales, así como a las presidencias municipales.

 

En pocas palabras, Alejandro Moreno y sus aliados buscan repartirse el pastel sin importarles la sobrevivencia y crecimiento del partido, pues aunque no lo reconozcan el PRI está moribundo y en franco proceso de extinción.

 

A lo largo del 2022 las preferencias del PRI en la entidad han venido a la baja. En febrero algunos estudios de opinión revelaron que la intención del voto del ex partidazo rondaba entre el 12 y 14 por ciento, pero para octubre de este año esa cifra apenas si alcanzaba el 8 por ciento.

 

Los priistas decidieron correr al presidente interno del PRI en Tlaxcala, Oscar Amador Xochiteotzin, quien ocupó la dirigencia tras la renuncia del castrado Noé Rodríguez Roldán, quien a la par también decidió abandonar su priismo para irse a refugiar a Morena, donde el gobierno federal le otorgó un cargo sin importancia en la estructura administrativa como premio a su traición.

 

Fue entonces que de un día para otro Anabell Ávalos es designada secretaria de Organización del PRI en la entidad para casi de inmediato nombrarla presidenta del partido ante la abrupta renuncia del marianista Oscar Amador.

 

La ex candidata perdedora del PRI a la gubernatura asumió el control de ese instituto político a principios de noviembre, días en los que se le vio muy activa, pero después desapareció no sólo porque encontró reclamos y rechazo a su liderazgo, debido a que muchos le recordaron que cuando fue aspirante en el pasado proceso electoral renegó de ex partidazo y apoyó más a los panistas y perredistas, sino porque se dice que necesitaba unas lujosas vacaciones para desestresarse y terminar bien el año.

 

Anabell Ávalos y una de sus incondicionales amigas decidió viajar por medio oriente, donde se le vio muy feliz y a gusto, sobre todo cuando estuvo por Egipto y se tomó varias fotos teniendo de fondo las pirámides de esa nación.

 

Su llegada al PRI y su ausencia “justificada” por tomar vacaciones no generó ningún cambio en las tendencias electorales. Una encuesta realizada entre el 15 y 19 de diciembre confirma que ese partido sigue estancado con el 8 por ciento de las preferencias, es decir, se ubica casi cinco puntos abajo del PAN y 39 puntos de Morena que sigue encabezando las simpatías rumbo a los comicios del 2024.

 

Los priistas están mal y aunque les duela carecen de credibilidad. Sus actuales liderazgos se caracterizan por recurrir a las trampas para detentar el poder y se olvidan del estado y futuro de su partido.

 

El PRI en Tlaxcala está lejos de convertirse en una opción real de poder y por lo que se ve seguirá siendo un partido sin rumbo, sin liderazgo y sin la capacidad de asumir el papel de un auténtico y combativo opositor.

 

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