Después de las dos pasarelas de las tres que se esperan que realicen las “corcholatas” de Morena que buscan la candidatura presidencial de su partido para las elecciones de 2024, varias son las lecturas que ha dejado ese tipo de ejercicios que sin duda buscan apoyar a los aspirantes que necesitan promocionarse.

 

En octubre estuvo el secretario de Gobierno, Adán Augusto López Hernández, bajo el pretexto de buscar el respaldo para la reforma constitucional que ya fue avalada y que permitirá la presencia del Ejército en las calles hasta el 2028 realizando labores de seguridad.

 

El funcionario sostuvo un encuentro con los funcionarios miembros del gabinete, con alcaldes y representantes de los diferentes sectores de la sociedad tlaxcaltecas, para después asistir al Congreso del Estado. Su presencia nunca emocionó ni despertó las simpatías de los tlaxcaltecas.

 

El fin de semana, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, llegó a la capital del estado para firmar un convenio de colaboración con la administración de su anfitriona, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, para después sostener una serie de reuniones con funcionarios estatales, diputados y diputadas locales, así como con la mayoría de los presidentes municipales, para después ofrecer una magna conferencia y cerrar con un recorrido por la Feria de Tlaxcala.

 

Sin duda, la cercana colaboradora del presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, generó más expectativas y más muestras de respaldo a su proyecto de convertirse en la sucesora del tabasqueño, pero ni la jefa de Gobierno de la Ciudad de México ni el Secretario de Gobernación están cerca de alcanzar los niveles de apoyo y aceptación que AMLO tiene entre el pueblo tlaxcalteca.

 

Aún falta que se presente en la entidad el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, quien ha venido construyendo una red de simpatizantes a ras de tierra sin recurrir exageradamente a la promoción mediática. Quizá es con quién menos contacto ha tenido la actual gobernadora Cuéllar, pero no por ello se debe pensar que existe una relación fría o distante.

 

Ricardo Monreal Ávila, actual coordinador de los senadores de Morena, trabaja de manera paralela a la promoción que llevan a cabo Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto, pues no ha tenido el mismo escaparate que sus compañeros de partido y últimamente ha dejado entrever que podría emigrar de su instituto político para convertirse en el abanderado de la oposición.

 

El senador goza de respaldo incondicional del presidente municipal de Tlaxcala, Jorge Corichi Fragoso, quien llegado el momento no dudará en mostrar abiertamente su apoyo al zacatecano y a su proyecto de convertirse en el futuro presidente de México.

 

Lorena Cuéllar concentra el poder en Morena

 

Sin dudas, Morena encabeza en estos momentos las preferencias electorales y está más que confiado en ganar los comicios del 2024 en Tlaxcala, de ahí que está descuidando las estructuras que debería fortalecer el invisible líder de ese partido, Carlos Augusto Pérez Hernández.

 

Aunque la gobernadora Lorena Cuéllar y su renovado grupo han ido ganando terreno político al asumir el control de los órganos de dirección de Morena, al supeditar los poderes Legislativo y Judicial al Ejecutivo, y al subordinar a los diputados locales y presidentes municipales de oposición a sus intereses, eso no significa que haya mejorado la percepción que tienen las y los tlaxcaltecas sobre su administración y su estilo de ejercer el poder.

 

En el imaginario colectivo de los habitantes de la entidad se percibe a un gobierno débil y titubeante para tomar decisiones y represor para resolver las inconformidades y protestas. La idea de que hay corrupción y de que dos familias se están beneficiando es cada vez más generalizada. La falta de obras y de resultados también empieza a ser una queja cada vez más frecuente de los tlaxcaltecas.

 

Una cosa es que las preferencias hacia Morena se mantengan y sigan siendo en un porcentaje importante y otra muy diferente que los ciudadanos y las ciudadanas no se decepcionen y decidan retirar su respaldo al percibir una administración estatal que no está dando resultados ni cumpliendo con lo que se comprometió a llevar a cabo.

 

Pensar que el bloque opositor a Morena no dará pelea y que no habrá dificultades para obtener los triunfos electorales puede ser un grave error.

 

Lorena Cuéllar no tiene operadores ni un responsable confiable al que le pueda dar la responsabilidad de manejar a Morena, por esa razón ella concentra ese poder y esa atribución que al único que ha beneficiado es a su actual secretario de Infraestructura, Alfonso Sánchez García, hijo del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya.

 

Ese desconocido político sigue los pasos del ex gobernador priista Marco Antonio Mena Rodríguez, pues sin tener trayectoria y carrera política se convirtió en secretario del gabinete en la administración del hacendado Mariano González Zarur, después fue designado consejero del PRI para luego ser nominado como diputado local y finalmente mandatario de Tlaxcala.

 

Alfonso Sánchez, quien recientemente decidió dejar el golf para trabajar como Secretario de Infraestructura, pudo convertirse en Consejero de Morena sin tener un trabajo previo en el partido. Hoy se le ve en una abierta promoción para alcanzar la candidatura al Senador, pues es el único funcionario al que se le permite promoverse al lado de la gobernadora cuando se inauguran obras y fue también el único que tuvo la honrosa suerte de aparecer al lado de Lorena Cuéllar durante el recorrido que Claudia Sheinbaum hizo por las instalaciones de la Feria de Tlaxcala.

 

Ni modo que alguien diga que no hay cierto favoritismo.

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