Ojalá la misma firmeza y actitud que mostró el debilitado secretario de Gobierno, el ex panista Sergio González Hernández, para amenazar con cárcel a los ciudadanos y a las ciudadanas que incurrieron en el gravísimo pecado de aventar huevos y agua a la inútil alcaldesa morenista de Mazatecochco, Leandra Xicoténcatl Muñoz, se hiciera también presente para los verdaderos delincuentes que operan en Tlaxcala y que lo mismo abandonan cadáveres que roban casas de empresarios o que atracan camiones de carga o asesinan mujeres con total impunidad.

 

 

Ese longevo funcionario que chochea y que suele hablar sin conectar el cerebro con la lengua, intentó ayer por la mañana y ante la ausencia de la prudente gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, verse intimidante y hasta duro, pero lo único que consiguió es mostrarse como un incapaz y limitado político que al no poder solucionar un conflicto recurrió a la vulgar advertencia de que procedería contra los habitantes de Mazatecochco que tuvieron, según él, la inaceptable ocurrencia de atentar contra los símbolos patrios durante un desfile cívico realizado el pasado fin de semana.

 

Cuando no hay talento y sale a relucir la escasa inteligencia, es normal que un simio como Sergio González recurra a absurdas amenazas como la descrita hace un momento, como si esa opción fuera la clave para que los habitantes de ese municipio dejen de protestar y rechazar a la actual administración que encabeza la ineficiente ex priista Leandra Xicoténcatl, a quien le han documentado que no sólo paga excesivos sueldos a funcionarios foráneos, sino que al parecer malversa los recursos públicos.

 

Al igual que el conflicto de Xicohtzinco, el de Mazatecochco también cumplió un año sin solución, sin embargo para tratar de minimizar esos problemas que evidencian un nulo talento, el mentecato Sergio González se escuda en que ambas administraciones se mantienen laborando y que por ese simple hecho no hay ingobernabilidad y como no hay ingobernabilidad pues él ya no tiene trabajo que hacer porque todo es normal.

 

Ese funcionario es el culpable de que los problemas en esos dos municipios se mantengan y que en breve surjan otros donde el pasado 15 y 16 de septiembre los ciudadanos hicieron evidente su rechazo a las autoridades municipales de Cuapiaxtla, El Carmen Tequexquitla, Xaloztoc, Tlaltelulco y otras poblaciones más.

 

El secretario de Gobierno lejos de asumir una actitud de rudo e intransigente, debería pensar más lo que declara antes de que siga perdiendo más credibilidad y crezca la percepción de que es tonto e ineficiente.

 

Debería demostrar con hechos que no le tiembla la mano para dar instrucciones y ejercer su cargo. Sus ridículas amenazas no asustan a nadie y al contrario provocan risa.

 

Si la prioridad de Sergio González es investigar y comprobar que en Mazatecochco hubo un gravísimo atentado contra los símbolos patrios, ahora me explico porque su oficina es un ornato y porque los conflictos municipales y otros problemas cada vez se agravan en lugar de solucionarse.

 

Decreto a prueba

 

Desde ayer entró en vigor el decreto que busca restringir la venta de bebidas alcohólicas en Tlaxcala. Pronto veremos si los dueños de comercios, restaurantes, bares y antros lo acatan y si hay la capacidad y voluntad de las autoridades para hacerlo valer.

 

No vaya a resultar un pretexto para alentar y fomentar la corrupción, tal y como pasó con la creación y puesta en marcha de la Procuraduría de Protección al Ambiente de Tlaxcala que controla el morelense Iván García Juárez.

 

Los datos de las transas de ese voraz funcionarios junto con su camarilla que lo acompaña pronto saldrán a relucir.

 

En fin, en unos días veremos qué tan efectivo resultó o no el decreto para limitar la venta de alcohol.

 

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