Resulta que ha pasado un mes y es la fecha que las autoridades de la Secretaría de Turismo de Tlaxcala no ha cubierto el costo que se tuvo que pagar para que los artesanos de Huamantla fueron inscritos en el libro Guinness World Records al elaborar una alfombra de aserrín continua con una longitud de más de 3 kilómetros.

 

 

 

Ese premio que tanto se presumió y que puso muy alto el nombre de Tlaxcala, estaría costando entre cien mil pesos y ciento cincuenta mil pesos, según lo presume la voraz secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora, quien acepta que el gobierno estatal tuvo que pagar para ser inscritos en ese mencionado libro.

Lo anterior quiere decir que para proyectar a nivel nacional e internacional ese arte efímero que se realiza en el pueblo mágico de Huamantla fue necesario desembolsar alguna de las dos mencionadas cantidades, las cuales hasta hace unos días aún no era liquidada por la dependencia estatal pese a que el nuevo récord se logró a finales de la primera quincena de agosto.

 

A los jueces de los récord Guinness se les pagó tal cantidad sólo porque verificaron que no hubiera interrupciones en el tapete de aserrín, que el ancho fuera mínimo de un metro y que se hubiera respetado el diseño que fue pre aprobado por el los propietarios del libro Guinness World Récord.

 

Valdría la pena que la bisoña funcionaria informará cuántos visitantes se tuvieron en Huamantla y cuál fue la derrama económica que dejaron en ese municipio. Y de paso que aclare si el éxito es atribuido a ella o a las autoridades municipales por organizar la feria de ese pueblo mágico o de ambos porque al parecer compartieron gastos.

 

Conflictos en puerta

 

Al secretario de Salud, Rigoberto Zamudio Meneses, le saldrá muy caro su doble juego de apapachar al sindicato y darle la razón, sobre todo ahora que los trabajadores fueron instruidos para detectar cualquier anomalía o error que les permita llevar a cabo una protesta contra el personal directivo de esa dependencia.

 

Hace unos días, Zamudio Meneses acudió a una reunión donde la reelecta dirigente del sindicato de la Sesa, Blanca Águila Lima, presentó a los nuevos integrantes del gremio, encuentro que fue aprovechado por la también diputada local para arremeter contra los funcionarios que le son incómodos, de ahí que no dudó en exigir su cese inmediato, amenazas que fueron escuchadas y recibidas por el valemadrista titular de la Secretaría de Salud que optó por guardar silencio antes que defender al personal que fue designado por la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros.

 

Hoy su indiferencia y su abierto solapamiento a la líder Blanca Águila le empezará a generar protestas y brotes de inconformidad, debido a que el personal sindicalizado estaría documentando todas las anomalías e irregularidades que existen en el abasto de alimentos que se distribuyen en los hospitales tlaxcaltecas, los cuales estarían llegando en mal estado.

 

La semana pasada se evidenció el mal estado de las verduras y este fin de semana se documentó que el pollo entregado en el hospital de Nativitas estaba podrido.

 

Lo curioso es que Rigoberto Zamudio en lugar de asumir una actitud imparcial y profesional, de inmediato optó por defender y salvar el nombre de la empresa Suministros y Productos Deshidratados de Hidalgo que actualmente abastece alimentos en hospitales y unidades médicas de Tlaxcala.

 

Desestimando al personal sindicalizado, ese funcionario aseguró que la empresa cumple con la calidad y buen estado de los insumos alimenticios que hace llegar, conclusión a la que se llegó tras una investigación interna minuciosa que realizó la Secretaría de Salud.

 

Dudo que las verduras echadas a perder y el pollo sean una maniobra del sindicato, de ahí que no descarte que en breve se documenten las acusaciones y se realice un paro o una protesta para evidenciar el favoritismo que existe de Zamudio Meneses con esa y otras empresas que ofrecen sus servicios en esa dependencia.

 

Otro asunto que debería ser atendido con urgencia y ponerle una solución es al conflicto del ayuntamiento de Mazatecochco, donde la alcaldesa priista disfrazada de morenista, Leandra Xicoténcatl Muñoz, difícilmente podrá seguir gobernando este municipio.

 

La Secretaría de Gobierno debería dedicarle tiempo a buscar una solución a ese problema antes de que crezca más o se registren más hechos violentos. El pasado 16 de septiembre la presidenta municipal fue agredida a huevazos y obligada a suspender el desfile cívico por la Independencia de México.

 

La molestia de los habitantes de Mazatecochco obedece a que en ese ayuntamiento los funcionarios cobran altos sueldos y a que la mayoría de éstos vienen de otros municipios como Apizaco, Zacatelco, Tlaltelulco, Tlaxco y Papalotla.

 

Las señales de que ese problema podría crecer ya se enviaron. Ojalá en este caso si haya atención y se atienda el mismo, porque sería lamentable que el asunto fuera minimizado por la Secretaría de Gobierno que le encanta intervenir cuando las cosas están a punto de estallar.

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