Ayer se cumplió el primer año de gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros y hoy arranca su segundo año al frente de la administración estatal de Tlaxcala.

 

 

Como en todo, para algunos no hay avances y para otros los resultados y el cambio es una realidad, sin embargo habrá que esperar unos meses más para conocer la numeralia oficial que respalde el discurso de los logros alcanzados, no de un año, sino de 15 meses de trabajo permanente.

 

Hay indicadores que revelan que en materia de seguridad se han tenido avances, así como en materia de salud, combate a la pobreza y en otros rubros, pero hoy no se trata de presumir o alardear, sino de seguir trabajando para consolidar un proyecto nacional y estatal que busca impulsar el desarrollo del país y de Tlaxcala.

 

La gobernadora Lorena Cuéllar decidió no recurrir al estruendo para destacar su trabajo al cumplir su primer año al frente de la administración. En repetidas ocasiones ha demostrado que el ritmo, los tiempos y el trabajo realizado se mueven de manera diferente en su gestión.

 

Los legisladores locales modificaron la fecha en que el mandatario o mandataria asumiría el cargo en el estado, pero olvidaron de cambiar los plazos legales que establece la ley para presentar el Informe, de ahí que la gobernadora Cuéllar Cisneros haya optado por esperar y ajustarse a lo que mandata la norma para dar un mensaje sobre el balance completo de la administración estatal, el cual se dará seguramente en los primeros días de diciembre de este año.

 

Lo trascendente del primer año quizá radica en que el proceso de aprendizaje y adaptación de los funcionarios estatales terminó, así como los compromisos que pudieron tener con ciertos personajes o grupos. Hoy las circunstancias son otras y seguramente los que fallen, los que no sigan el ritmo de trabajo y los que decidan abusar del poder o de los recursos públicos se irán del gobierno.

 

Si alguien trae un diagnóstico certero del gobierno de Tlaxcala y de sus funcionarios es la propia Lorena Cuéllar, quien se ha metido en todas las áreas para conocer y saber qué ha funcionado y qué ha fallado.

 

La gobernadora ha emprendido una serie de ajustes de precisión y probablemente no descarta hacer algunos cambios en su gabinete legal y ampliado, pero ella sabrá cuándo será el mejor momento para realizarlos y darlos a conocer.

 

Si hay alguien en la administración que sabe perfectamente que ya se fue el primer año de gobierno es Lorena Cuéllar. La mandataria tiene claro que a partir de hoy le quedan cinco años para concretar y realizar la transformación que se ha propuesto para Tlaxcala. Y si piensan que la tlaxcalteca se relajará o bajará el ritmo se equivocan, pues al contrario redoblará esfuerzos y acelerará el paso para que los resultados de su administración sean cada vez más visibles.

 

Hoy el gobierno lorenista entra a otra etapa y pronto su equipo de trabajo se dará cuenta de eso, pero sobre todo qué significa.

 

Un Congreso local doblegado

 

Si había una duda de la operación discreta pero efectiva que realizó la gobernadora Lorena Cuéllar para conservar el control del Poder Legislativo ayer quedó despejada, porque tal y como se esperaba Morena mantuvo la presidencia de la Junta de Coordinación y Concertación Política y del poderoso Comité de Administración.

 

Ahora, corresponderá a la diputada Marcela González Castillo y al legislador Vicente Morales Pérez demostrar que tiene la capacidad de garantizar la gobernabilidad del Congreso del Estado, pero sobre todo de contener las embestidas que de ahora en adelante darán diputados como el perredista Juan Manuel Cambrón Soria y la priista Blanca Águila Lima.

 

La convivencia y el desarrollo de las sesiones no serán la misma que se logró en el primer año de su ejercicio de la actual legislatura, ya que los desencuentros y los desacuerdos serán la constante en caso de que Cambrón Soria y Águila Lima se mantengan como los únicos y reales opositores en el Poder Legislativo.

 

Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, el coordinador del PT, demostró claramente porque es un político delicado y convenenciero. Ese castrado legislador perdió credibilidad y entregó la posición que le correspondía sin pelear, pues a la primera se sometió y optó por doblarse.

 

El Congreso de Estado no será el mismo y será cuestión de unos días para que lo comprobemos.

 

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