Cinco meses fueron lo que sobrevivió el antro montado en la terraza del Museo del Arte de Tlaxcala, ubicado en pleno centro histórico de la ciudad, pues sus dueños, los consentidos y amigos empresarios poblanos que invirtieron miles o millones de pesos para traer la modernidad a la entidad, fracasaron en su intento de hacer funcionar y negocio ese antro que sólo brilló durante su inauguración.

 

 

La apertura de ese antro que se registró en los primeros días de febrero de este año fue un éxito, pues contó con la presencia de la gobernadora morenista Lorena Cuéllar Cisneros y un selecto grupo de invitados, quienes desde de la terraza de ese inmueble podían confirmar que hay clases sociales.

 

Tal acontecimiento generó miles de críticas al gobierno lorenista por concesionar la azotea del Museo del Arte de Tlaxcala para abrir un bar. También se evidenció la falta de transparencia y la complicidad gubernamental para que operara un antro pagando una ridícula renta por ese espacio y por permitir la venta de bebidas alcohólicas y uno que otro alimento sin contar con una licencia de funcionamiento por parte del ayuntamiento capitalino.

 

A los pocos días de ser inaugurado fue clausurado por las autoridades de la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coeprist), pero también a los pocos días volvió a reabrir sus puertas, pero automáticamente dejó de ser atractivo para los fifís tlaxcaltecas que no les interesó conocer el lugar y menos ir a dejar su dinero en un antro caro y que al parecer pertenece al empresario poblano Edgar Nava García.

 

Poco le duró la modernidad y el gusto al Museo del Arte de Tlaxcala porque el antro ya está siendo desmantelado, pero no crea que el fracaso será total, ya que ahora los empresarios consentidos trasladaron el antro a la azotea y en otro espacio vacío y desperdiciado en la Casa de Piedra, es decir, el Hotel Posada San Francisco, el cual es administrado desde el inicio de este gobierno por el “Corporativo Hotelero e Inmobiliario el Fuerte” que controlaría el mencionado empresario poblano también amigo y constructor preferido del ex gobernador del vecino estado de Puebla, Mario Marín Torres.

 

Ya se supo que la actual administración estatal le regaló (3 millones 120 mil pesos) a los empresarios poblanos que operan este hotel ubicado en el corazón de la ciudad de Tlaxcala, pues no pagarán la ridícula renta del inmueble (130 mil pesos mensuales) por dos años bajo el pueril argumento de que habrían invertido para su reapertura la cantidad de 30 millones de pesos en un tiempo récord de 50 días.

 

Muy poco duró el gusto de presumir un museo con antro en Tlaxcala. A partir de julio ya no tendremos ese espacio cultural con venta de alcohol y alimentos que según las autoridades nos ubicaba a la altura de los mejores museos del mundo.

 

Ahora, habrá que ver quién habla de ese fracaso y quién asume la responsabilidad de esa ridícula experiencia.

 

La hora de la verdad

 

Según el informe del Órgano de Fiscalización Superior la administración del priista Marco Antonio Mena Rodríguez dejó un daño patrimonial por más de 113 millones pesos correspondientes a los últimos ocho meses de su gestión, cantidad que resulta poco creíble por el cúmulo de anomalías faltantes y transas que detectaron los nuevos funcionarios al recibir las dependencias estatales.

 

Hasta este momento el gobierno lorenista ha sido tolerante y encubridor de los presuntos daños y transas de los exfuncionarios que colaboraron con Marco Mena, pues no se sabe de la existencia de procedimientos administrativos para sancionar esas conductas ni de denuncias presentadas ante la Fiscalía Especializada para el Combate de la Corrupción.

 

En la construcción del nuevo Hospital General de Tlaxcala, el cual se ubicado en la zona de Hospitales del municipio de Apetatitlán, el cual nunca se concluyó en el gobierno de Mena, se detectaron y documentaron más de mil 200 irregularidades, sin embargo la semana pasada ese negro historial se borró y se procedió a presumir el nosocomio.

 

En los meses que lleva el nuevo gobierno lorenista si algo ha quedado claro es que no se castigará ni se perseguirá la corrupción, de ahí que existan miles de dudas en torno a si habrá o no consecuencias por las maquilladas cifras millonarias de anomalías detectadas en los últimos ocho meses de la administración de Marco Mena.

 

Pese a las anomalías, inconsistencias y al monto que se catalogó como probable daño patrimonial, dudo que alguna cuenta pública correspondiente a una dependencia estatal vaya a ser reprobada por los actuales diputados y diputadas locales.

 

Si lo anterior pasa y se confirma en los próximos días, quedará comprobado que sí hubo un pacto entre el priista Marco Mena y la morenista Lorena Cuéllar.

 

Más claro que el agua no se puede

 

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