Una cosa es mostrar una enorme permisividad y tolerancia a los grupos que se inconforman por ciertas decisiones y actos de autoridad y otra más es evidenciar incapacidad y debilidad para ejercer el poder, aplicar la ley y demostrar que existe un gobierno firme y con determinación.

 

 

Si en Tlaxcala el secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, es considerado como un viejito cusco y débil que todo permite y que no soluciona nada bajo el pretexto de que hay que ser tolerantes y calmados, es entendible que el soberbio y torpe titular de la Secretaría de Educación Pública, Homero Meneses Hernández, siga su ejemplo y deje que un grupúsculo de sindicalizados encabezados por la aún líder charra delegacional del SNTE, Wendolyn Amaro Ramírez, tome las instalaciones de la dependencia sólo porque se le ocurrió una mañana.

 

Ayer, los ciudadanos, los empleados de esa dependencia y los funcionarios del sector educativo sencillamente no pudieron llevar a cabo los trámites ni las actividades que estaban previstas, pues a la voraz Wendolyn Amaro se le ocurrió cerrar las instalaciones para exigir otra vez la destitución de Homero Meneses y de la limitada e inexperta Directora Administrativa, Adglaentt Sánchez Sánchez, sólo porque no le cumplen sus caprichos de entregarle mil vajillas que serían repartidas entre personal sindicalizado y porque a los choferes les dieron en la celebración de su día botas y no zapatos de vestir, además de que tampoco se les autorizó las vacaciones con gastos pagados como venía ocurriendo.

 

Los privilegios y gastos excesivos que las administraciones panistas y priistas (Héctor Ortiz Ortiz, Mariano González Zarur y Marco Antonio Mena Rodríguez) hacían para mantener contentos al personal y dirigentes del SNTE hoy se mantienen y nada ha cambiado, de ahí que resulta falso que en el gobierno lorenista que llegó bajo la bandera de Morena las cosas se hayan modificado o transformado, tan es así que de mayo a la fecha la SEPE ha gastado más de 30 millones de pesos en regalos para los agremiados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

 

En la pasada administración que estuvo bajo el control del intermitente y débil ex gobernador Marco Mena, la hoy dirigente delegacional del SNTE Wendolyn Amaro era considerada una aliada y hasta amiga, pues sus movimientos y protestas sirvieron para exigir la salida de funcionarias que eran protegidas y buenas amigas de Fabricio Mena Rodríguez, diputado local y hermano del ex mandatario y también cuñado de la actual gobernadora, Lorena Cuéllar.

 

La mala relación entre Amaro Ramírez y Homero Meneses se dio hace unos meses cuando el secretario de Educación intentó poner orden y hacer trabajar a los sindicalizados y cuando al lenguaraz funcionario se le ocurrió acusarla de corrupta, ya que al esposo de ella se le compraron las rocas de Reyes que se repartieron entre el personal. Además de que ventiló otras supuestas transas en las que estaría involucrada.

 

Fiel a su estilo y a su evidente torpeza que tiene a la hora de conducirse y operar, Homero Meneses reveló de manera rupestre actos de corrupción que él autorizó y permitió, pero que nunca denunció en las instancias correspondientes para que fueran investigados y sancionados conforme a la ley.

 

Wendolyn Amaro ya le tiene tomada la medida al blandengue secretario de Educación y a la actual administración estatal. Y aunque ayer el chaquetero líder de la Sección 31 del SNTE, Cutberto Chávez de la Rosa, se deslindó a través de un comunicado de prensa de ese nuevo movimiento de protesta, la realidad es que al gobierno lorenista le falta carácter, personalidad, firmeza y decisión para hacer valer el estado de Derecho en una dependencia estatal.

 

Cuando uno observa y ve esa indefinición e inseguridad para ejercer el poder, entonces se explica uno por qué los problemas se mantienen y no se solucionan en Tlaxcala.

 

Es increíble que una líder delegacional del SNTE, que por cierto ya concluyó su periodo como tal, ponga contra la pared a Homero Meneses y al gobierno de Lorena Cuéllar, sobre todo cuando sus demandas y exigencias carecen de sentido y legalidad.

 

Lo anterior es absurdo pero es una realidad en los tiempos de la Carta Transformación.

 

Qué pena.

***********************************************************************************************************************