Será realidad que los capitalinos consideran que el presidente municipal de Tlaxcala, el panista con piel de morenista, Jorge Corichi Fragoso, es considerado como un buen alcalde cuando se ha dedicado a saquear las finanzas del ayuntamiento, a mantener la abultada nómina con aviadores y asesores, a falsificar documentos oficiales y a mantener un desgobierno donde problemas como la inseguridad van en aumento.

 

 

Si algo caracteriza a la actual administración municipal de Tlaxcala es su ausencia y su falta de obras y trabajo: La ciudad se encuentra abandonada y la molestia de los ciudadanos y las ciudadanas por el pésimo gobierno de Corichi no se puede ocultar.

 

Bastaron los primeros cuatro meses de la gestión del morenista para comprender que Jorge Corichi es un embaucador y un hombre sin palabra que ante la falta de resultados y obras se estaría dedicando a tirar el dinero público pagando estudios de opinión a la empresa Consulta Mitofsky, propiedad de su compadre Roy Campos, para vender la falaz y burda idea de que en abril el edil tlaxcalteca se ubicó como el tercer mejor alcalde de las ciudades capitales de México.

 

Lo anterior, según el estudio, fue porque el supuesto morenista logró una aprobación ciudadana del 58.2 por ciento.

 

Sólo los tontos y los ingenuos pueden creer esa información sesgada que intenta sostener la maltrecha imagen de un presidente municipal castrado, mediocre, limitado, acomplejado, traicionero, hambriento y corrupto que para llegar y salir de la oficina principal del ayuntamiento capitalino lo debe hacerlo con un enorme sigilo para evitar reclamos o una que otra mentada de madre que ha recibido en su despacho por incumplido y charlatán.

 

Para muestra del malestar y de la desilusión que prevalece entre los capitalinos, está la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) levantada por el Inegi durante marzo, la cual recogió la percepción de la población sobre la seguridad pública.

 

Si bien Tlaxcala no se ubica entre las ciudades con mayor porcentaje de personas de 18 años y más que consideraron que vivir en su ciudad es inseguro (Fresnillo, Ciudad Obregón, Zacatecas, Cuautitlán Izcalli, Irapuato y Guadalajara con 97.1, 94.1, 91.7, 89.5, 87.6 y 87.1%, respectivamente), tampoco se colocó entre las ciudades con menor percepción de inseguridad (San Pedro Garza García, Tampico, Piedras Negras, Mérida y Saltillo con 11.7, 20.4, 22.2, 22.4 y 24.1%, respectivamente).

 

En diciembre del 2021 el 49.1 por ciento de los habitantes mayores de 18 años de la capital tlaxcalteca se sentía inseguro y tres meses después, es decir, en marzo de este año, la cifra aumentó hasta ubicarse en 56.7 por ciento.

 

La percepción de inseguridad aumentó en tres meses 7.6 por ciento, lo que es entendible porque la policía capitalina es un fracaso al igual que las estrategias implementadas por Jorge Corichi para tratar de contener la creciente ola delictiva que existe en la capital del estado.

 

Si casi seis de cada diez tlaxcaltecas se siente inseguro en el municipio, usted cree que esas personas van a respaldar y aprobar el pésimo gobierno que encabeza el panista de closet Corichi Fragoso.

 

La patología de mentir de la administración municipal es enfermiza y pronto se documentará cada una de las irregularidades con que opera, como aprobar una reingeniería administrativa que avaló 11 direcciones pero que al final decidió mantener las más de 30 que venían operando en la pasada administración municipal, al igual que la abultada nómina que implica pagar los salarios de 60 asesores.

 

Jorge Corichi está desesperado y aprovecha cualquier acción para presumir como un logro, cuando a lo mejor el mérito es compartido o se obtuvo gracias a la ayuda y apoyo que recibió del gobierno estatal o federal, como pasó el lunes cuando una persona sufrió un asalto luego de acudir a retirar dinero de una sucursal bancaria de la capital.

 

Si la policía capitalina logró detener al delincuente que cometió ese atraco, fue porque las cámaras de vigilancia del C4 detectaron de inmediato al sospechoso y le dieron seguimiento, lo que permitió ubicarlo y darle alcance, sin embargo el hecho fue presumido y adjudicado exclusivamente a los uniformados de Tlaxcala cuando en realidad éstos no hubieran podido llevar a cabo esa acción sin la ayuda del gobierno estatal.

 

Ojalá el alcalde capitalino tuviera palabra, porque entonces se estaría en posibilidades de exigirle que cumpla su ofrecimiento que realizó varias veces durante su campaña para conseguir la presidencia municipal de Tlaxcala, en el sentido de someterse a una revocación de mandato a la mitad de su administración para ver si los ciudadanos y las ciudadanas le dan su apoyo para mantenerse en el cargo.

 

Estoy seguro que nunca va cumplir su palabra y menos va a convocar a un ejercicio de tal naturaleza. Sabe que los capitalinos lo detestan y que su administración resultó un gran fiasco para los tlaxcaltecas.

 

***********************************************************************************************************