Están tan ocupados en otros temas que, cumplir con la representación popular en el rubro del medio ambiente, los pone a bostezar. Así se acata la voluntad popular que, a su fuero lo denigra, lo hace basura…

Una vez más vimos que en la medición de fuerzas, el Poder Legislativo blande sus rodillas ante el Ejecutivo. De treinta y dos diputados, sólo veintitrés acudieron a la comparecencia del coordinador de Ecología (CET), y con su ausencia demostraron, la infame representación de la cual disponemos los tlaxcaltecas, cuando la voluntad superior asesta un manotazo en la mesa.

Media docena de legisladores se desgañitó, reclamando la operación de las patrullitas ecológicas de la extorsión.

Digamos que cumplieron con la premisa de, “pan y circo”, pero sin la efectividad que suele tener la Legislatura cuando, esa misma voluntad superior pide a sus operadores la unanimidad, o por lo menos una abrumadora mayoría.

Empobrecidos por la crisis que llegó para quedarse, atemorizados por el clima de violencia –nada más ayer se registraron cuatro matanzas en el país – y sin más alternativa que portar autos un poco viejos (por no decir carcachas incapaces de cumplir con el estándar de emisiones exigido), ahí nos tienes, sobresaltados cuando nos encontramos con un retén de carácter ecológico.

Fabiruchi no sólo encarnó al tristemente célebre Roque Villanueva, cuando hizo el gesto ese nada estético una vez que se aprobaron impuestos lesivos a los mexicanos, sino que nos hizo sentir responsables de posibles niveles de contaminación, tan elevados como llegan a presentarse en la Ciudad de México.

Si las calles no fuesen cerradas por obras de duración perenne; si manifestaciones de inconformes no se dieran en el centro histórico de Tlaxcala, si en lugar de obras faraónicas contásemos con vialidades funcionales, los automovilistas no tendrían por qué generar la emisión de dióxido de carbono, como inevitablemente ocurre durante las crisis viales.

Como usted puede apreciar, la prueba que sin problemas superó el titular de la CGE, tiene más fondo del expuesto ayer jueves en su comparecencia.

Nunca se nos explicaron los criterios utilizados para asignar las concesiones de centros de verificación. No nos dijeron que estas, cual monedas de valioso cuño, fueron regaladas a cuates, diputados, influyentes, en cuya agenda no es prioritario el cuidado al medio ambiente, como sí en cambio lo es el abultamiento de sus cuentas bancarias personales.

De qué sirve enterarse que millones de pesos fueron utilizados para sanear al río Zahuapan, si en realidad se halla tan fétido como siempre.

Esto es un asunto de histrionismo aderezado con cifras que, en la realidad sólo se traduce en ganancia para un solo lado, como lo podemos ver con los dos millones de pesos generados por multas logradas a través de las patrullitas de la extorsión.

Acaso es necesario que demos parte de nuestro raquítico ingreso a un Estado, por el hecho de utilizar el entorno.

Con frecuencia se nos hace responsables del cambio climático y se llega al extremo de cuestionar el gasto individual de agua, oxígeno, en general de espacio.

Pero a esas poderosas firmas (Dow, Femsa, Pemex) que en realidad nos hunden en su inmundicia aquí en territorio tlaxcalteca, lejos de darles el mismo trato, las eximen, las toleran y ya encarrerado el gato, hasta les celebran desde su gasto incontrolable y desconocido de agua, hasta las catástrofes en contra de la naturaleza y de nuestra salud, de las que son los únicos responsables.

Saludo con respeto a los diputados que faltaron ayer a la comparecencia de Fabián Pérez Flores. Sólo les recuerdo que tienen un compromiso con sus representados y un formidable sueldo que, ha de alcanzar dimensiones monstruosas a fin de año, con su inmerecido aguinaldo.

¿Así es como responden a los ciudadanos de quienes demandaron su voto en el proceso del que se hicieron con una curul?

Por eso, el coordinador de Ecología, bien que aprovechó el escenario para hacerles la roqueseñal.

Se lo merecen.