Sólo el presidente municipal de Tlaxcala, Jorge Corichi Fragoso, sabe las razones por las cuales viene dilapidando no sólo su prestigio y capital político, sino la buena imagen y percepción que los tlaxcaltecas tenían de Morena que hoy se sienten inseguros y están decepcionados de sus autoridades a las que perciben corruptas, inexpertas y valemadristas, al grado que permiten la ingesta de bebidas alcohólicas en las sesiones de Cabildo.

 

 

En prácticamente cuatro meses el inexperto morenista Jorge Corichi desperdició el bono democrática que suele dan los gobernados a sus autoridades, situación que encendió los focos de alarma y preocupación no sólo en Palacio de Gobierno, sino en la dirigencia estatal y nacional del partido del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, porque es obvio que se está afectando la imagen de Morena y de la Cuarta Transformación con el pobre desempeño de un alcalde narcisista que no escucha ni oye a nadie.

 

Obligado por la presión social y mediática, Corichi Fragoso ayer giró instrucciones para que el Contralor Interno del ayuntamiento capitalino, Olaf Hernández Cuahutle, inicie una investigación sobre la irregularidad en que incurrieron algunos presidentes de comunidad que en la novena sesión ordinaria de Cabildo celebrada el pasado 12 de enero estuvieron bebiendo alcohol, con la complacencia del alcalde, la síndica y la secretaría general que nunca pusieron un alto a esa grave falta que se cometió.

 

El soberbio presidente municipal de Tlaxcala a través de un escrito ordenó a su Contralor Interno aplicar las sanciones a que haya lugar, pero sin que ese proceso lo involucre a él, a la convenenciera síndica municipal Rosalba Salas Jaramillo y a la secretaría general Katy Valenzuela Díaz.

 

Seis de los siete regidores que conforman el Cabildo capitalino fueron los que demandaron al narcisista Jorge Corichi investigar y aclarar el vergonzoso tema, de ahí que habrá que esperar qué postura asume el séptimo regidor Erik Enrique García González sobre ese escándalo, porque pareciera que estuvo involucrado en esa falta grave que llevaron a cabo presuntamente los presidentes de comunidad como Alfonso Sánchez Morales de Atempan, Carlos Ávila Flores de Tizatlán, el panista Humberto Montes Nava de Ixtulco, Octavio Sánchez Arellano de Tepehitec, así como Adán Sánchez Mendieta de Ocotlán y Raúl Pérez Corona de San Lucas Cuauhtelulpan.

 

Los problemas agobian a Jorge Corichi que según cuentan anda buscan al próximo Tesorero que se preste a ser el títere del verdadero encargado de las finanzas del ayuntamiento, Efrén Ordóñez Mendoza, quien pronto dejará el puesto oficialmente pero no tras bambalinas. Ese mañoso personaje sencillamente no cumplió con los requisitos legales ni logró el aval del Órgano de Fiscalización Superior, razón por la cual ya no se le ha visto caminando por los pasillos de las oficinas municipales.

 

Un buen ejemplo de que el presidente municipal de Tlaxcala no escucha a nadie, es que prácticamente ignoró los comentarios que recibió en contra de Francisco Javier Carreto Gámez, quien no fue recomendado ni respaldado para ocupar la Dirección de Seguridad Pública de la capital, ya que en opinión de varias personas expertas sobre el tema le explicaron al morenista que dicho policía no estaba preparado ni tenía el perfil para sacar el trabajo.

 

Sin embargo, Corichi Fragoso se cerró y decidió designar al galán Francisco Javier Carreto, quien después de cuatro meses entrega pésimas cuentas y resultados no sólo al obtuso alcalde capitalino, sino a los ciudadanos y a las ciudadanas que ahora temen salir a las calles y realizar actividades como ir al banco o comprar algo.

 

Hasta ahora ha existido prudencia y tolerancia hacia las autoridades capitalinas, pero el desorden y la falta de resultados que se percibe puede provocar que en breve se dé un manotazo en la mesa para que se corrija el rumbo, sobre todo porque el desgobierno que encabeza Jorge Corichi está dañando la imagen de Morena y de la Cuarta Transformación que impulsa López Obrador.

 

Antes los que dañaba la mala imagen de Morena en Tlaxcala eran los diputados locales por manejar y disponer el fondo moches para asignar obras en los municipios de la entidad, pero hoy que se puso fin a esa mala práctica se deben soportar los escándalos de un Cabildo que opera bajo bebidas embriagantes y de un alcalde que no respeta la ley y tiene sumergida a la ciudad en la inseguridad.

 

El ayuntamiento capitalino es un caos.

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