Poco a poco se ha venido devaluando la figura de Morena y de sus representantes y autoridades emanadas de ese partido no sólo en el Congreso del Estado donde han perdido credibilidad, sino que ahora en los ayuntamientos que gobiernan por primera vez en la entidad, como es el caso de la capital tlaxcalteca donde el engreído alcalde Jorge Corichi Fragoso permite que los integrantes del Cabildo conviertan una sesión en un pachanga como si fuera una cantina.

 

 

Los representantes de Morena o de la 4T en el Poder Legislativo sencillamente carecen de liderazgo, presencia y congruencia, porque no basta con haber desaparecido el llamado “fondo moches” para cambiar la percepción que tienen los ciudadanos y las ciudadanas de ellos, pues están muy lejos de combatir la corrupción, de hacer leyes a favor del pueblo, de desaparecer los privilegios económicos que disfrutan y de transparentar y rendir cuentas sobre los millonarios recursos que reciben.

 

Y si la 4T ha decepcionado en el Congreso del Estado, ahora los presidentes municipales emanados de Morena, como el lenguaraz Jorge Corichi que dice gobernar la capital, ha tomado la ruta de la hipocresía y la falsedad para conseguir sus voraces objetivos sin importar los medios para alcanzarlos.

 

Ese puritano alcalde que dice ser honesto y tener un comportamiento ejemplar, permitió en la novena sesión ordinaria de Cabildo celebrada el pasado miércoles que los presidentes de comunidad le faltaran el respeto a ese órgano colegiado y a los ciudadanos y ciudadanas al permitir no sólo la introducción de bebidas embriagantes, sino que éstas fueran ingeridas por varios presidentes de comunidad que terminaron borrachos al concluir esa reunión que se prolongó por más de cuatro horas.

 

Durante la trasmisión en vivo a través de la red social de Facebook realizada desde el salón de Cabildos II “Miguel Hidalgo y Costilla”, se pudo apreciar el desmadre que traían algunos integrantes del Cabildo con el aval del incongruente Corichi, ya que fue evidente su presunto estado etílico durante sus intervenciones.

 

De acuerdo con la versión de algunos testigos, los presidentes de comunidad habrían llegado enfiestados a la sesión de Cabildo citada para las 16 horas, razón por la cual decidieron seguir la pachanga y prepararon sus cubas en botellas de coca cola para tratar de disimular la presencia del alcohol, mismas que fueron distribuidas entre uno que otro miembro de ese cuerpo colegiado.

 

Entre los presidentes de comunidad que mostraron sed de la mala y que decidieron seguir la fiesta durante el Cabildo con la complacencia del valemadrista alcalde morenista Jorge Corichi anote usted a Alfonso Sánchez Morales de Atempan, a Carlos Ávila Flores de Tizatlán, al panista Humberto Montes Nava de Ixtulco, a Octavio Sánchez Arellano de Tepehitec, así como a Adán Sánchez Mendieta de Ocotlán y a Raúl Pérez Corona de San Lucas Cuauhtelulpan.

 

Las cocas bien cargadas de alcohol fueron ofrecidas a otros integrantes del Cabildo, pero al comprobar que se trataban de cubas fueron rechazadas o guardadas.

 

La ingesta de bebidas embriagantes se dio mientras este “Honorable Cabildo” aprobó la convocatoria para la elección de delegados y para avalar el Reglamento del Órgano de Control Interno, ordenamiento que en teoría prohíbe lo que en ese momento estaba sucediendo en plena sesión.

 

El voraz alcalde morenista aprovechó el momento no sólo para tratar de controlar la elección en las siete delegaciones del municipio de Tlaxcala (Tlapancalco, La Loma Xicohténcatl, San Isidro, La Joya, Loma Bonita, Adolfo López Mateos y El Sabinal), sino que también logró imponer una exagerada cuota de 20 mil pesos a cada uno de los aspirantes que participe en ese proceso, con el objeto de contar con fondos para financiar esa jornada.

 

En otras administraciones también se supo de excesos de presidentes municipales, regidores y algunos funcionarios del ayuntamiento de Tlaxcala que utilizaban las instalaciones para beber y hacer desmanes, pero fue hasta ahora y en un gobierno morenista que presume ser diferente que llegó el alcohol a las sesiones ordinarias de Cabildo, situación que demuestra el bajo perfil de ese órgano colegiado, la voracidad e hipocresía del alcalde Jorge Corichi que en los últimos meses ha incurrido en varias violaciones a la ley que pronto serán documentadas para que quede constancia de que miente y actúa con dolo y mala fe.

 

El presidente municipal de Tlaxcala lejos de estar solapando las francachelas de los algunos integrantes del Cabildo debería ponerse a trabajar y tratar de solucionar el grave problema de la inseguridad en la capital, donde lo mismo se cometen violentos asesinatos que comandos armados entran a casas y bandas de delincuentes operan con total impunidad sin que su administración haga algo para enfrentar a los maleantes.

 

Sus tontos discursos y promesas de que mejorará la seguridad en el municipio de Tlaxcala son huecos y carecen de sentido, porque la realidad demuestra que los delincuentes no sólo están en las calles de la ciudad, sino en las principales oficinas del ayuntamiento.

 

Lo peor es que Morena y Jorge Corichi tienen apenas casi cinco meses en el poder y les faltan 31 meses de gobierno, lo cual resulta preocupante porque quiere decir que este desmadre y crisis está comenzando.

 

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