Después del relajamiento total de las medidas sanitarias y el desorden alentado por el mismo Consejo Estatal de Salud de Tlaxcala y la Secretaría de Salud que prácticamente permitieron y toleraron eventos masivos por todo el territorio estatal, ayer no sólo se confirmó que la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros dio positivo a Covid-19, por primera vez en casi dos años de pandemia, al igual que otros ciudadanos y ciudadanas que han empezado a acudir a los hospitales para recibir atención médica.

 

 

Anoche, la Secretaría de Salud del gobierno federal informó que derivado del incremento constante en los últimos días de enfermos con manifestaciones clínicas leves y ambulatorios en el territorio nacional, México vive la cuarta ola de la pandemia por Covid-19, por lo que la dependencia solicitó a cada uno de los estados implementar acciones preventivas para evitar casos de Ómicron.

 

En Tlaxcala predominó el valemadrismo no sólo oficial e institucional, sino que también los habitantes aprovecharon la indiferencia de las autoridades estatales y municipales para caer en los excesos y en el desorden que hoy son nuevamente motivo de preocupación porque los contagios de esa enfermedad van a la alza y seguramente provocarán más fallecimientos al grado que a nivel nacional pronto se podría alcanzar la cifra de las 300 mil personas muertas.

 

El gobierno estatal tiene responsabilidad en la cuarta ola de contagios, debido a que en las últimas semanas no sólo realizó diferentes eventos multitudinarios como la Villa Navideña Tlaxcala 2021, sino que los alcaldes tlaxcaltecas también le entraron al jolgorio para organizar fiestas y bailes populares en donde fue evidente que no se respetaron las medidas sanitarias.

 

Si bien Tlaxcala destaca a nivel nacional por ser una de las entidades con el mayor avance en la vacunación contra el Covid-19, ahora habrá que esperar las consecuencias de la cuarta ola de contagios en la entidad que suma casi los 30 mil enfermos y los 3 mil tlaxcaltecas fallecidos por esa enfermedad.

 

Lorena Cuéllar ayer reveló que dio positivo a Covid-19 y según ella estaba estable. Se desconoce en dónde pudo contraer el virus porque hasta ahora se sabe que las festividades de la Navidad las celebró en el estado de Morelos y las del año nuevo en un lugar que aún no ha sido revelado.

 

La gobernadora ya está en recuperación y se espera que en los siguientes días retome su agenda de trabajo. Hoy tenía previsto una reunión y entrega de tarjetas junto con Javier May Rodríguez, secretario de Bienestar del gobierno del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

 

Ojalá el secretario de Salud de Tlaxcala, Rigoberto Zamudio Meneses, deje el protagonismo y dedique más tiempo en atender las prioridades como es la pandemia de Covid-19, porque más allá de andar presumiendo que se usó el helicóptero habilitado como ambulancia para trasladar a la ex diputada federal y ex alcaldesa de Chiautempan, Linda Marina Munive Temoltzin, para que fuera atendida en la entidad tras sufrir un accidente en Morelos, debería convocar al Consejo Estatal de Salud para establecer nuevas medidas preventivas para evitar el aumento de contagios y los casos de Ómicron.

 

A los tlaxcaltecas no les pareció nada bien que se haya usado la ambulancia aérea para atender de manera preferente a una ex priista cuyo hermano, Marco Tulio Munive, trabaja en el gobierno estatal como director Jurídico de la Secretaría de Planeación y Finanzas.

 

Para el tema del accidente de la también colaboradora de la ex gobernadora de Tlaxcala, Beatriz Paredes Rangel, el secretario de Salud se le vio muy dispuesto, pero para desgracia de los tlaxcaltecas no mostró el mismo interés para el menor de edad que fue atacado con puñaladas la noche del 2 enero por sujetos que intentaron asaltarlo en el municipio de Apizaco.

 

De acuerdo con el reporte, el joven cuyo estado de salud se reportó como delicado por el personal de emergencia que lo atendió, fue trasladado al hospital regional de Tzompantepec donde el personal se negó a recibir al herido bajo el torpe argumento de que no había médicos ni trabajadores para brindarle ayuda.

 

Por esa razón, el menor fue canalizado al Hospital General de Tlaxcala, lugar en donde el personal de guardia también se oponía a recibir al paciente replicando el absurdo pretexto del nosocomio de Tzompantepec, pero después de unos minutos se logró que el adolescente recibiera la atención médica que requería.

 

Resulta absurdo que para unos tlaxcaltecas haya atención de primera y hasta se disponga del helicóptero, mientras que para otros haya trabas e indiferencia.

 

Cuántos tlaxcaltecas tendrán la fortuna de que puedan ser ayudados por la ambulancia aérea del gobierno del estado cuando lo requiera en un estado diferente a Tlaxcala, es una pregunta que el protagonista Rigoberto Zamudio deberá responder, o no.

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