Desde hace seis años los dueños de una empresa química, se supone que Grupo Fervic, tiran a placer cientos de toneladas de residuos aparentemente peligrosos en un amplio predio de Hueyotlipan. Las autoridades duermen en sus laureles.

Se trata de un vulgar caso de impunidad de carácter ecológico. Y debe contar con el concurso de autoridades, federales, estatales y municipales, porque en Tlaxcala está prohibido el depósito de desechos industriales.

Esos señores de la Profepa que guardan un silencio chicho, que no dicen pío por temor a perder la chamba, que saben nadar de muertito para no hacer olas. Esos, qué daño ocasionan a mi tierra. Ojalá los encarcelaran, aunque sea unos meses, para despojarme de, aunque sea un poco de la ira que me provoca ver su inoperancia en los terrenos de la realidad, pero su brazo fuerte cuando se trata de una campaña política.

Me quejo porque en un predio de Hueyotlipan hay un tiradero de desechos industriales. Así, como les dio la gana colocarlos a los responsables y a los de la vista gorda. Trescientos tambos, decenas de contenedores de varias toneladas, y otros depósitos plásticos, chicos grandes y medianos, como usted los quiera ver.

Ahora mismo emplazo a esa seudo autoridad de carácter federal, a dar un informe sobre el contenido del tiradero. Hay de todo. Lodos, polvos, cascajo.

La gente odia a los responsables y a sus cómplices.

Compartimos el sentimiento. Pienso que ha de ser en general. Son infames. Pero cobran con puntualidad y se enfundan en traje de panistas. Aunque fuesen priístas o perredistas, vaya nivel de irresponsabilidad.

Como cabeza de sector hay una delegación de Semarnat. Pero su titular es un cero a la izquierda. Ejemplo de autismo administrativo, también es ejemplo de un cínico funcionario calderonista dispuesto a mirar hacia la virgen –que nunca le ha de hablar – cuando algún ciudadano molesto lo encara para reclamar detalles como este, del tiradero de Hueyotlipan.

Al ser lunes, querría compartir con ustedes temas menos molestos. A lo mejor poner cara de chango, de esos dedicados a la motivación, a la superación…

¿Superación?, ¿con este tipo de autoridades?

Recuerdo a una turba de Bases Magisteriales. El gobierno de Alfonso Sánchez Anaya, llegaba a su término. Y su secretario de gobierno, Fabián Pérez Flores, era paseado, sin zapatos por las calles adyacentes a la plaza de la Constitución. Luego lo pusieron sobre la vieja suburban (que luego se pierde) y ante la multitud le propinaron media docena de coscorrones.

Los perros obedecen a periodicazos. Funcionarios como Fabián, a coscorrones.

Ese mismo sujeto encabeza ahora la Coordinación General de Ecología. Se encarga de organizar un puñado de patrullitas azules malvistas y peor manejadas. Porque se dedican a la extorsión.

¿Sabe algo ese sujeto del ecocidio en Hueyotlipan?

¿Sí?, o sólo me lo quiero imaginar. Pues no. Esto es cosa seria. Y esa vertiente del gobierno orticista no da una.

¿Qué ha pasado con el llevado y traído proyecto para recuperar al Zahuapan, con las campañas para impedir la tala clandestina en la Malintzin y demás bosques de la entidad, con el listado de políticos (yo diría pseudo políticos) panistas beneficiados con franquicias para otorgar o negar verificaciones vehiculares?.

La verdad, nada. Ahí están, operando como en un principio. Sin rumbo. Salvo el relacionado con carteras llenas y borracheras interminables que acaban en antros de mala muerte.

Ofrezco una disculpa por iniciar la semana con un tema tan incómodo. Pero, si esos malos prestadores públicos no pueden con el paquete, que renuncien (como lo propuso Martí) y yo añadiría, que los procesen y los hagan pagar en la cárcel sus irresponsabilidades.

Una investigación periodística merecedora de un reconocimiento nacional, señala como generadores de esta contaminación al Grupo Químico Fervic, que opera en Texas. Los socios de ese corporativo aquí, son Marco Antonio, José Sergio y Víctor Manuel Juárez Rugerio.

Estos individuos alegan que por ser dueños de un predio, en él pueden hacer lo que les venga en gana. Desde tirar residuos hasta andar encuerados. Saben que están perdidos. Y si no fuera por sus otros socios, los delegados de Semarnat, Profepa y CGE, ya estarían en la cárcel.