Un proceso que sin dudas es obligado, pero que por una extraña razón se ha aplazado, es la renovación de la dirigencia estatal del PRI que encabeza el menista de conveniencia Noé Rodríguez Roldán, quien soterradamente está trabajando para aferrarse al cargo a fin de seguir viviendo de los recursos públicos que recibe el ex partidazo a través de las prerrogativas.

 

 

Desde la dolorosa derrota electoral del pasado 6 de junio en que el PRI no pudo retener por una ocasión más el gobierno del estado con Anabell Ávalos Zempoalteca, hubo voces que empezaron a pedir el cambio de la dirigencia en Tlaxcala, sin embargo alguien intervino para apaciguar el malestar y dejar que pasaran las semanas para planear la estrategia y el camino a seguir.

 

En los pasados comicios el tricolor sólo logró tres diputaciones locales y una decena de ayuntamientos tlaxcaltecas, así como algunas presidencias de comunidad.

 

El tiempo para exigir una renovación al parecer ha llegado y más cuando desde hace unos días estrategas de la campaña a la gubernatura de Anabell Ávalos, como la experta consultora Gisela Rubach Lueters, han asegurado que el ex gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez traicionó para proteger su espalda y sus intereses.

 

Aunque Marco Mena fue desleal a Anabell Ávalos y al PRI, si hizo todo lo posible por colocar a su hermano como diputado plurinominal. En esa lógica, es obvio que el castrado Noé Rodríguez siguió los pasos de su jefe y asumió un doble juego, porque así como presumía fidelidad a su partido y a su abanderada, también aprovechaba la oscuridad de la noche para arrastrarse hasta donde estuviera la candidata de Morena al gobierno de Tlaxcala, Lorena Cuéllar, para pasar “tips” de la estrategia y vender la causa.

 

Será cuestión de días para que surjan voces de miembros del ex partidazo exigiendo la salida de Noé Rodríguez de la presidencia del PRI en Tlaxcala, quien sin tapujos ofreció sus servicios y la maltrecha estructura que aún le queda a ese instituto político a la nueva mandataria estatal a fin de que en el 2024 operen más a favor de los intereses de Morena que a los de la militancia tricolor.

 

Anabel Alvarado Varela, ex candidata del PRI a la alcaldía capitalina y ex funcionaria de la administración de Marco Mena, es la que anda más apurada en buscar los consensos para conseguir la dirigencia del partido en el estado, para lo cual trata de seducir a los ilusos que se dejan con argumentos tan chafas y falsos como su dizque trayectoria política y amarres con personajes de peso nacional como la desgastada y convenenciera ex gobernadora Beatriz Paredes Rangel.

 

La ex secretaria de Turismo y de Gobierno lo mismo sostiene reuniones en lugares públicos que en su casa para, según ella, estar más en confianza y planear el derrocamiento de Noé Rodríguez que tiene un bajísimo perfil para no llamar la atención.

 

Alvarado Varela se vende como una experimentada política que supuestamente tiene el perfil para sacar adelante a ese partido de la crisis que enfrenta en este momento en la entidad, pero en realidad sus planteamientos y su enorme narcisismo sólo provocan risa entre quienes se han animado a reunirse con ella.

 

Otro priista que también se anda moviendo para arribar al ex partidazo es el trácala Marianito González Aguirre que estaría buscando hacer mancuerna con la vengativa ex diputada federal Rosalinda Muñoz Sánchez.

 

El hijo del ex gobernador Mariano González Zarur da por un hecho el respaldo del dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, para conseguir su propósito, ya que su amigo ya le cumplió su deseo y capricho de convertirlo en diputado federal plurinominal por la primera circunscripción electoral del país que abarca los estados de Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Jalisco, Nayarit, Sinaloa y Sonora.

 

La posibilidad de que los menistas intenten disputar o conservar la dirigencia del PRI en Tlaxcala con el limitado Noé Rodríguez es casi nula, ya que ese grupo está en franco proceso de extinción y su fuerza y arrastre es inexistente.

 

Las broncas en el ex partidazo por el control de la dirigencia serán inevitables y pronto se harán presentes.

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