Cuando Morena y Lorena Cuéllar Cisneros ganaron la gubernatura de Tlaxcala en las pasadas elecciones del 6 de junio, la mayoría de los tlaxcaltecas visualizó una administración diferente con funcionarios capaces, alejada de la soberbia, el nepotismo, la corrupción, donde no habría amiguismo ni influyentismo, ni hijas ni hijos protagónicos, ni yernos creciendo políticamente y económicamente al amparo del poder.

 

Han pasado poco más de quince días de que las nuevas autoridades estatales asumieron el poder y ya se puede decir que el gobierno de la Cuarta Transformación resultó una copia barata de los gobiernos del PRI, porque todo lo que prometió no hacer y que llevaban a cabo los priistas no sólo lo está replicando, sino superando dejando en el cagadero los principios de no robar, no mentir y no traicionar.

 

Ayer por la tarde la gobernadora maestra citó a una reunión a su gabinete legal y ampliado para, según ella, definir cuáles serán los logros que su improvisada administración pretende presumir en los primeros cien días de su gobierno.

 

Su rostro no podía ocultar el hartazgo y cansancio que ya enfrenta, pero tampoco la decepción de tener frente a ella a funcionarios limitados, añosos, soberbios, desubicados, inexpertos e ineficientes que designó por cuestiones de amistad, por pago de cuotas, por recomendaciones familiares y políticas, por compromisos o simplemente por ser lorenistas de hueso colorado.

 

Ahí se observó a la ex priista Eréndira Cova Brindis, ex legisladora federal y local, así como ex regidora del ayuntamiento de Calpulalpan y marianista de conveniencia, quien sin tener conocimientos ni la preparación para ocupar la Contraloría del Ejecutivo (próximamente Secretaría de la Función Pública) evidencia su pasado al presumir su gen corrupto para intimidar a actuales funcionarios del gobierno lorenista y de esa forma obtener posiciones para sus recomendados o para verse como diva en decadencia que se niega a firmar algunos nombramientos validados por su jefa y por los otros integrantes de ciertas juntas de gobierno de una que otra institución educativa.

 

Esa recomendada de Beatriz Paredes Rangel es la clara muestra de que el supuesto gobierno de Morena y de la Cuarta Transformación en realidad es una copia barata de los malos gobiernos del PRI.

 

Es obvio que una gobernadora con pasado priista como Lorena Cuéllar aceptó sin ningún problema ceder la Contraloría del Ejecutivo que está en vías de transformarse en la Secretaría de la Función Pública a una ex priista y marianista de hueso colorado, pues esa inexperta mujer no sólo esconderá los expedientes y carpetas que existen contra ex funcionarios de la administración de Mariano González Zarur, sino que tampoco procederá ni tendrá la iniciativa de investigar las tropelías en que incurrieron los servidores públicos de la gestión del también priista Marco Antonio Mena Rodríguez.

 

Y una prueba de lo anterior, es que ayer en la reunión del gabinete legal y ampliado los improvisados funcionarios lorenistas salieron con la batea de babas de que los procesos de entrega recepción de todas las dependencias estatales de Tlaxcala no han terminado y que nuevamente se tomarán 15 días para revisar con lupa y a detalle los inventarios para poder determinar, ahora sí, si hace falta o no un bien mueble.

 

Si la limitada Eréndira Cova es incapaz de emprender alguna acción contra los ex priistas, ustedes piensan que va a investigar la asignación de contratos a los amigos y familiares de la gobernadora Cuéllar que lo mismo pintan inmuebles como la Casa de Gobierno que instituciones educativas, o aquellos que se realizaron para poner en funcionamientos los kioskos de entrega gratuita de oxígeno que si bien ayudan en algo a los ciudadanos en realidad representan un gran negocio para alguien que no se cansa de presumir a través de fotos su rancho, sus motos y sus vehículos de lujo.

 

Se investigará por qué sin ninguna licitación se contrató a una empresa para llevar a cabo el traslado de maestros sólo por el simple hecho de que esa compañía pertenecía al ex líder transportista Rubén Darío Domínguez Guzmán.

 

A poco echará abajo los nombramientos que ilegalmente hizo la presidenta honorífica del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (Sedif), Mariana Espinosa de los Monteros Cuéllar.

 

El gobierno de Tlaxcala emanado de la Cuarta Transformación se comporta como si fuera del PRI, lucra como si fuera del PRI, abusa del poder como si fuera del PRI, roba como si fuera del PRI, privilegia a la familia y amigos como si fuera del PRI y defrauda la confianza ciudadana como si fuera del PRI.

 

Que decepción.

 

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