Tarde y con muy poca congruencia llegaron las mal llamadas nuevas medidas sanitarias para tratar de controlar o contener la tercera ola de contagios de Covid-19 en Tlaxcala.

 

 

Después de nueve días de haber asumido el control la nueva administración estatal encabezada por la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, el Consejo Estatal de Salud llegó a la brillante conclusión de que las festividades de las fiestas patrias se deben cancelar, al igual que los bailes y ferias populares a fin de evitar aglomeraciones.

 

Durante los últimos días y semanas se llevaron a cabo varios eventos multitudinarios a lo largo y ancho del estado, de ahí que el mal está hecho y no sólo los ciudadanos, ex alcaldes y los nuevos presidentes municipales, sino que hasta las autoridades estatales se dieron a la tarea de infringir las medidas sanitarias para evitar los contagios de Covid-19 que, ahora sí, buscan hacer valer, al grado que pretenden aplicar multas a los transportistas que no acaten circular con el 50 por ciento de la capacidad de pasajeros.

 

El cardiólogo pediatra Rigoberto Zamudio Meneses que funge como secretario de Salud en Tlaxcala debería ser más prudente en su actuación como funcionario público, porque cuando fungió como subdirector en el Hospital para el Niño Poblano demostró que lo suyo no es ser jefe y que tampoco tuvo la capacidad para enfrentar la actual pandemia, pues sus decisiones evidenciaron su falta de experiencia, situación que según cuentan habría provocado que varios médicos, enfermeras y demás personal de ese nosocomio que estuvo en la primera línea de combate al coronavirus se contagiara y desgraciadamente algunos de ellos falleciera.

 

Sin demostrar hasta ahora su capacidad, hoy ese médico especialista dice que se debe limitar el aforo en bares, restaurantes, iglesias, eventos privados y actividades públicas y deportivas, pero por otro lado está a favor del regreso presencial a clases como si los jóvenes o niños no corrieran el riesgo de ser infectados por Covid-19 o en las escuelas no existiera una alta posibilidad de que se registren aglomeraciones y por lo tanto se propague el mortal coronavirus.

 

Rigoberto Zamudio reveló que en los tianguis y mercados que operan por todo el territorio tlaxcalteca sólo se permitirá la presencia de comerciantes que se dediquen a la venta de alimentos y productos de la canasta básica y de primera necesidad. Su aforo máximo será del 30 por ciento y quedará prohibido el acceso a menores de 12 años de edad, es decir, que a los infantes si los protegemos en esos lugares, pero en las escuelas no, porque quizá son espacios tan aseados y libres de virus que los estudiantes y maestros no pueden resultar infectados de Covid-19.

 

Otra incongruencia más, es que las nuevas autoridades estatales pretenden limitar la concentración de personas en la mayoría de las actividades privadas, pero resulta que ellas si pueden violar esa medida sanitaria porque a todos los servidores públicos de las dependencias estatales se les está obligando a presentarse a laborar pese al peligro que implica concentrar en reducidos espacios a un número importante de personas.

 

El secretario de Salud también se aventó la puntada de desacreditar el tratamiento TNR4 implementado por las pasadas autoridades de esa dependencia para atender a los pacientes positivos de Covid-19, pues según él un medicamento deja secuelas importantes en las personas.

 

Zamudio Meneses aseguró que la ivermectina es el medicamento por el cual se decidió suspender la distribución del tratamiento TNR4 entre los tlaxcaltecas infectados, sin embargo no reveló qué cuadro de medicinas son las que aplicarán de ahora en adelante y que tan efectivas están resultando, porque dudo que en ocho días tengan datos y elementos que demuestren que el nuevo tratamiento es más efectivo del que desacreditó irresponsablemente.

 

El ex titular de la Secretaría de Salud, René Lima Morales, presentó el TNR4 como un tratamiento “ambulatorio” que se implementó a fin de evitar complicaciones a causa de los contagios por Covid-19 y que dio como resultado una importante baja en los decesos y hospitalizaciones a causa del virus.

 

Hoy las cosas han cambiado y no se sabe si para bien o para mal. De entrada ya no se conoce con precisión cuántos pacientes de Covid-19 se registran diariamente y si el nivel de contagios registrado en este momento es similar a los detectados en octubre del año pasado cuando se contabilizaban un promedio de 170 infectados al día.

 

No cabe duda que al nuevo gobierno se le ve mucho protagonismo y muy poca eficacia y eficiencia.

 

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