Urge a los tricolores echar al auditor para servirse con la cuchara grande en cuanto comience la “nueva historia”; algo semejante pasa en el Poder Judicial, donde comenzaron a rodar las cabezas de quienes hacían un negocio con la impartición de la justicia.

Comenzaron las acciones para confeccionar a “la nueva historia”, prometida por el gobernador Mariano González Zarur, a partir del 15 de enero.

Por el momento, son al menos tres los hechos con un grado importante de evidencia, aunque –se lo puedo apostar- conforme se acerque el día D, esto se irá generalizando:

1.- El nuevo gobierno, priísta, muestra obsesión por tener un auditor a modo, para meter a gusto la mano en los presupuestos de aquellas cajas chicas, mediante las cuales se recupere la economía de la añosa y mañosa clase tricolor, en vigilia desde hace doce años.

Si no fuera por la reforma del siete de mayo de 2008 a los artículos 161 y122 de la Constitución, respecto a la democratización de los entes encargados de fiscalizar las cuentas, al menos en Tlaxcala la cabeza del titular del Órganos de Fiscalización Superior (OFS), Crispín Corona, ya tendría precio.

No crea que somos la única entidad donde esta atroz tentación activa la temblorina de los gobernantes en posición de “en sus marcas”.

De acuerdo con el Auditor Superior de la Federación, Juan Manuel Portal Martínez, la animadversión de los mandatarios electos, es una especie de sentencia en contra de las autoridades políticas a quienes relevan en el poder.

Según Portal –está más claro que el agua- “los gobernadores quieren tener su auditor superior, así como tienen a su contralor, que el auditor superior les reporte también a ellos, más que al Congreso, como ocurre en muchos casos».

2.- En la vida siempre han existido soplones que aprovechan la coyuntura para asegurar la chamba, por lo que no debe sorprendernos la súbita limpia en el Poder Judicial de Tlaxcala (PJET), tras la supuesta entrega de una lista de magistrados, jueces y demás fauna nociva, haciendo el negocio de la vida con los delicados temas de carácter judicial.

Mire usted: un número impar de magistrados lleva y trae litigios, de los pasillos del Poder al que sirven, a las computadoras de sus bufetes particulares.

No, pues así la ganancia está garantizada. Ser juez y parte es el cimiento de los nuevos ricos y poderosos profesionales de Tabasco (por aquello de los plátanos y su naturaleza chueca, sin opción a enderezarse).

¿Ya vio que la depuración del Poder Judicial, se encuentra en pleno proceso?

Lo interesante es atestiguar cómo estos temas se dan en la parte complementaria del sexenio Ortiz-Luévano (los compañeros de parranda que andaban cerrando el negocio al medio día, tras interesante ejercicio de degustación).

Ora que, (empero, como dicen los coleguitas) si así se las gastan los abogados plátanos del Poder Judicial, pues qué bueno que les corten las uñotas y los sentencien al escarnio público (nada más con que les quiten de sus manos el negocio de la impartición de justicia y, erigimos un monumento a Mariano).

Empero (ay!!) no vaya a ser la sustitución de los integrantes de un chiquero, por los de otro, sin más objetivo que pasarnos por las armas cuando algo tengamos que tramitar ante este temible Poder.

3.- A propósito de los chaqueteros, el aumento del costo de la parada mínima, también en la etapa agonizante del orticismo, me parece una tarea infame encargada a varios personajes de dudosa reputación.

Se infiere que el gobierno zarurista tiene el ¿legítimo?, deseo de estrenarse sin pendientes impopulares en su agenda.

Como que celebra por anticipado el 15 de enero, para no espantarnos con la llegada de sus cuates (con todo y uñas y antifaz) para comenzar a escribir la nueva historia.

¡Gulp!