Lo que se empieza a registrar en algunos municipios refleja claramente la burda impunidad que prevalece en Tlaxcala y la insultante complicidad que existe entre diputados y autoridades estatales que permiten que presidentes municipales se burlen de sus gobernados sin enfrentar ninguna consecuencia.

 

 

El mejor ejemplo de lo anterior es el caso de Panotla, donde el aún alcalde perredista Eymard Grande Rodríguez, ha presumido la impunidad de la que ha gozado en los últimos años, pues para nadie es un secreto que durante su administración han prevalecido las transas, los excesos, los aviadores y una enorme corrupción que nadie ha querido investigar y sancionar.

 

Al inicio de la semana empleados de ese ayuntamiento enfrentaron y retuvieron por unos minutos en las oficinas del ayuntamiento al voraz y fiestero alcalde Eymard Grande, quien buscar evadir su responsabilidad de finiquitar a los trabajadores que colaboraron con él.

 

Ayer, habitantes del municipio cansados de ser ignorados y de no tener el servicio del agua potable cerraron la carretera Tlaxcala-San Martín Texmelucan a la altura de la entrada de la mencionada población, protesta que mantuvieron por horas con la complacencia del inútil y blandengue secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro, quien ignoró el malestar de los automovilistas que se quedaron varados.

 

Incluso, el que pagó los platos rotos fue el secretario del ayuntamiento de Panotla, Christian Israel Vélez Vázquez, quien fue retenido, amarrado y exhibido por los inconformes que demandaban la presencia del alcalde que nunca dio la cara.

 

Eymard Grande es un pésimo presidente municipal que no sólo ha enfrentado la reprobación de cuentas públicas, sino que ha sido exhibido por sus excesos al vacacionar en lugares exóticos acompañado de mujeres, así como también se le ha visto abusando del alcohol y ejerciendo sus dotes de Sugar Daddy. Vaya, es tan “dadivoso” que no tuvo problemas para gastar en un sólo día 150 mil pesos por un servicio de café.

 

Los excesos y transas de ese alcalde perredista fueron solapadas no sólo por la actual legislatura a través de su “ángel guardián” la diputada del sol azteca con licencia, Laura Yamili Flores Lozano, sino por los anteriores legisladores encabezados por el trácala Marianito González Aguirre. Nadie castigó sus excesos y hoy el ayuntamiento de Panotla quedará en ruinas, situación que tendrá que padecer las próximas autoridades municipales y los habitantes que seguirán recibiendo servicios públicos de muy mala calidad.

 

Pero no crea que es el único caso, pues también hay otros presidentes municipales que están aprovechando los pocos días que les quedan como autoridades para cometer abusos y concretar negocios, como es el de Totolac, Giovanni Pérez Briones, quien no tarda en enfrentar problemas y serias acusaciones.

 

A través de prestanombres, se dice que ese ex perredista instaló un bar en Ocotelulco, uno de los Cuatro Señoríos de la antigua Tlaxcallan, el cual opera con total impunidad, pero para ampliar sus negocios Giovanni Pérez estaría por abrir otro antro ahora en la Plaza Cuatro Señoríos en San Juan Totolac, frente a la Iglesia.

 

De acuerdo con la versión de algunos vecinos, se sabe que las autoridades eclesiásticas denunciaron que el edil se apropió de la mencionada plaza, pues el inmueble estaba escriturado a nombre de la Iglesia, sin embargo ahora se rumora que ya pasó a ser propiedad del Ayuntamiento y que será el político el que saque provecho de ese hecho.

 

Lo anterior se ha denunciado pero al parecer el influyente Giovanni Pérez gozaría de la complacencia de Protección Civil del Estado y del personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia, ya que resulta absurdo que permitan ese tipo de negocios en inmuebles públicos y con valor arquitectónico.

 

Totolac será un ayuntamiento que dará mucho de qué hablar en el cambio de autoridades, porque no sólo se espera que se documenten las transas de Pérez Briones, sino la compleja red que habría operado al interior del ayuntamiento para hacerse de terrenos, para lo cual fue necesario “desaparecer” algunos expedientes de la oficina donde se cobra el impuesto predial utilizando como pretexto la toma de la alcaldía por habitantes inconformes que mantuvieron cerrado ese inmueble oficial por varios meses.

 

Se habla de que varios predios cambiaron de dueño en los últimos meses como el que se utilizó para ubicar las instalaciones de la policía municipal, atras del Oxxo, y el de la gasolinera que se ubica en El Trébol, así como aquel que se adquirió para llevar a cabo la construcción de un nuevo panteón en Totolac.

 

Giovanni Pérez se ha consentido y también a los regidores y presidentes de comunidad a los que les asignó un salario de 24 mil pesos mensuales a fin de tener su total respaldo y colaboración. El cobra la cantidad de 80 mil pesos, ubicándose de esa forma como uno de los alcaldes tlaxcaltecas mejor pagados.

 

El aún presidente municipal no ha acudido a la entrega recepción, por lo que hasta ahora sólo se presume que hay faltantes millonarios y el robo de muebles y de vehículos oficiales, de ahí que las próximas autoridades deberán aplicarse y proceder legalmente para corregir todas las anomalías financieras y administrativas de ese ayuntamiento.

 

Los actuales diputados locales y las autoridades estatales han solapado a este tipo de alcaldes y son responsables del cagadero que existe en esos ayuntamientos, actitudes que esperamos que no se mantengan en la próxima administración estatal y en la siguiente legislatura porque entonces quedará claro que en Tlaxcala reina la impunidad.

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