La luna de miel que se vive en la transición del gobernador saliente Marco Antonio Mena Rodríguez y la gobernadora electa Lorena Cuéllar Cisneros difícilmente se replicará en los procesos de entrega recepción de los 60 ayuntamientos, pues en cuestión de días quedará expuesta la voracidad de algunos alcaldes en funciones y también la incapacidad de uno que otro edil electo para obtener el respaldo de su Cabildo en las decisiones que deberán tomar en los próximos días.

 

 

Aunque ambos equipos han reitero que ya inició la entrega recepción de la administración estatal, legalmente ese proceso arrancará formalmente cuando se lleva a cabo el relevo de autoridades, es decir, el 31 de agosto en que los actuales funcionarios dejarán sus cargos para dar paso a los nuevos servidores públicos que, en ese momento, si tendrán acceso a toda la información y podrán realizar las revisiones que tiene previstas para encontrar las múltiples anomalías que se suponen existen y que hoy siguen ocultando o tratando de cubrir.

 

Hasta ahora toda la información solicitada por el equipo lorenista se ha entregado como lo confirmó el aún secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro, en la reunión de trabajo del pasado martes entre los equipos de transición que asistieron al Salón Rojo de Palacio de Gobierno, por lo que los futuros funcionarios o enlaces no se pueden quejar de que no se le ha abierto las puertas de la administración estatal.

 

Si se han encontrado anomalías o inconsistencias en algunas dependencias no se sabe, pero lo que es un hecho que hasta ahora el equipo lorenista ha guardado silencio y al parecer viene avalando todo el proceso de entrega recepción, situación que podría terminar blindando a los actuales funcionarios porque al menos nadie podrá acusarlos de ocultar la información sensible o comprometedora.

 

Esa camaradería entre menistas y lorenistas seguramente se prolongará por unas semanas más, pero difícilmente se replicará en la transición de los 60 ayuntamientos tlaxcaltecas, debido a que varios presidentes municipales en funciones no tendrán elementos para esconder su enorme voracidad y el gran desorden administrativo que arrastran como es Apetatitlán o Contla.

 

Para facilitar y hasta agilizar la entrega recepción de las administraciones municipales se propuso iniciar ese procedimiento el próximo lunes 2 de agosto, fecha cuando se intentará instalar las comisiones de los equipos salientes y entrantes, pero es muy probable que no en todos los ayuntamientos se lleve a cabo esa acción porque hay alcaldes que no están dispuestos a revelar desde ahora sus excesos.

 

Un número importante de presidentes municipales enfrenta problemas financieros y está en espera de ciertas transferencias del gobierno del estado para repartir bonos, saldar pasivos y liquidar personal.

 

Los alcaldes electos están preocupados porque recibirán los ayuntamientos con números rojos y sin la capacidad financiera para mantener la prestación de los servicios públicos y para enfrentar los compromisos que hicieron durante las pasadas campañas electorales.

 

También están nerviosos porque no todos los presidentes municipales electos tienen el control de los integrantes de sus cabildos, lo cual resulta riesgoso para la estabilidad de los ayuntamientos, sobre todo porque hoy los presidentes de comunidad ya recuperaron su voto.

 

Hay ediles electos que ya se subieron a su ladrillo y ahora quieren tratar a los regidores como sus subordinados o chalanes. Desconocieron acuerdos y pretenden gobernar solos, lo cual hará que el arranque de ciertos ayuntamientos sea tenso, complicado y de un abierto enfrentamiento con los demás integrantes del Cabildo.

 

El único alcalde electo que viene trabajando la unidad de su Cabildo es el morenista Gustavo Jiménez Romero, quien logró que sus regidores avalaran un “Pacto de Civilidad” para el ayuntamiento de Chiautempan, el cual establece el comportamiento y los compromisos que como cuerpo colegiado asumirán y llevarán a cabo.

 

Tal acción mereció el reconocimiento de la gobernadora electa, Lorena Cuéllar, quien fue testigo de la firma de ese novedoso pacto.

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