Tinta insomne

Leones y corderos

Leones y corderos

Marzo 05, 2021 / Por Fabiola Morales Gasca

“Porque hay dos tipos de personas en este mundo: la

gente que aprovecha y aquellos de los que se

aprovechan. Depredadores y presas. Leones y corderos.

Mi nombre es Marla Grayson y no soy un cordero”.

 

La película I Care A Lot, traducida al español como “Descuida, yo te cuido” y puesta recientemente en la plataforma Netflix, inicia con una voz en off: “Crees que eres una buena persona, pero no lo eres. Confía en mí, no existen las buenas personas. Solía ser como tú, pensaba que esforzarme y hacer las cosas bien me garantizarían el éxito y la felicidad, pero no es así. Hacer las cosas bien es un chiste inventado por los ricos para mantener pobres al resto. Y yo fui pobre. No va bien conmigo”. Como muchos otros cinéfilos, me mantuve al borde del sillón durante al menos la mitad de la película. El director Jonathan Blakeson (ya con algunos largometrajes, entre ellos La quinta ola) nos ofrece una película catalogada dentro del género Thriller, pero que también se puede incorporar sin ningún problema dentro de la comedia o película cómica. Aunque es entretenida la mayor parte del tiempo, hay escenas que la hacen poco creíbles, sin embargo la actuación de la protagonista Marla Grayson (interpretada por Rosamund Pike, nominada al Óscar y ganadora de los Globos de oro 2021 por esta actuación) y los giros inesperados que da la la historia, rescatan la atención de la audiencia.

Marla Grayson es una tutora que, aprovechando las lagunas legales del sistema americano, tiene bajo su custodia a docenas de ancianos, a quienes les arrebata su capital con astucia y enorme cinismo por medios dudosos pero “legales”. Junto con su socia y amante Fran (la actriz mexicana Eiza González), dirige su estrategia contra una nueva víctima: Jennifer Peterson (interpretada por Dianne Wiest), una rica jubilada que en apariencia no tiene familiares o herederos. Pero la dulce dama Peterson resulta no ser una débil presa, pues tiene secretos turbios y conexiones peligrosas. Jennifer es madre de Roman Lunyov (Peter Dinklage), líder de una mafia que busca a toda costa —primero por medios legales, luego más desesperados y crueles— recuperar a su madre del asilo. Y es aquí donde se presenta un giro en la trama. Grayson, como la mujer determinada y pretenciosa que hemos visto en las escenas previas, se resiste a morir y busca la venganza, aún a expensas de su vida y la de su pareja. Sobreviviendo a un atentado, la tutora muestra de lo que está hecha: de la más ardiente ambición, mostrando que su idea de “Yo no pierdo, yo no voy a perder” la llevará hasta la últimas consecuencias frente a su adversario. La revancha, como es de suponerse, la busca, y aquí es donde se da nuevamente un giro inesperado en la trama que nos ha tenido al borde de nervios esperando ver cómo el mafioso recupera a la anciana madre.

Desde que se inicia la película, uno sabe que algo no está bien porque ahí nadie es bueno, y de que no tendrá buen final debido a que la ilegalidad reina en todas partes, incluyendo las instancias que imparten la justicia. La acidez de las frases de Marla Grayson —como la de “Para triunfar en este país, tienes que ser valiente, estúpido, despiadado y enfocado, porque jugar limpio, estar asustado, eso no te lleva a ninguna parte”— ocultan un demonio de enormes dimensiones. La fusión de Marla Grayson y de Roman Lunyov se pacta bajo la sentencia de “Si nos hacemos ricos el uno al otro, la confianza vendrá por añadidura”; y señala que para el sistema actual en el que sobrevivimos no sólo las personas son únicamente vistas como mercancías, sino además se aprueba la máxima maquiavélica de que el fin (en este caso la riqueza) justifica los medios.  

Zygmunt Bauman, en su libro Vida de consumo, afirma que en una sociedad consumista como la nuestra, “nadie puede convertirse en un sujeto sin antes convertirse en un producto” y bajo esta premisa observamos que el sistema neoliberal etiqueta a las personas con idéntico valor que los objetos. El neoliberalismo “considera al hombre como un objeto, medio, instrumento o recurso, en vez de concebirlo como un sujeto y fin en sí mismo” haciéndolo perder así toda dignidad humana, supeditado a las leyes del mercado. El estado se abre también como un instrumento para facilitar la acumulación de riquezas y perpetuador del sistema económico a favor de unos cuantos. El desempleo, el aumento de pobreza rural y urbana, la incapacidad de los gobiernos para procurar lo necesario a sus ciudadanos, el empleo informal, el aumento exponencial de la violencia e inseguridad, la migración, la desigualdad entre hombres y mujeres, la contaminación y degradación son sólo algunas de las consecuencias y efectos del sistema neoliberal.

Aunque es difícil hablar de todos ellos en el arte, I Care A Lot lo hace bien a través de su crítica a factores propios de nuestra época, como la ambición desmedida, el egoísmo, la indiferencia ante el dolor ajeno, la crueldad y el culto al dinero.

Por eso Descuida, yo te cuido resulta tan incómoda para nosotros, porque es el espejo mismo de este sistema acumulador de riquezas en manos de unos cuantos sin importar destruir a la mayoría en su dignidad humana. Un cristal que muestra una propiedad privada, libre mercado y comercio, un “dejar hacer” (laissez faire) que deja fuera todo discurso moral y ético. Vemos la corrupción que corroe hasta las mismas raíces de las instituciones que deben salvaguardar a los ciudadanos, dejándonos en una situación de orfandad y búsqueda de justicia por nuestras propias manos y medios, tal y como ocurre al final de la película.

No hay nada nuevo bajo el sol en este filme. Sólo una historia que encarna la mentalidad de todo empresario internacional con grandes ambiciones, el feroz sistema de depredadores y presas que vivimos a diario. Un juego de leones y corderos cuyo final es inesperado y brutal, pero sólo tal vez el más justo.

Fabiola Morales Gasca

Fabiola Morales Gasca Licenciada en Informática por el Instituto Tecnológico de Puebla. Egresada de talleres literarios en la Casa del Escritor y la Escuela de Escritores. Terminó el Diplomado en Creación Literaria en la SOGEM-IMACP de Puebla. Maestra en Literatura Aplicada por la Universidad Iberoamericana. Autora de los poemarios “Para tardes de Lluvia y de Nostalgia” 2014 y “Crónicas sobre Mar, Tierra y Aire” 2016 Editorial BUAP. Libros infantiles “Frasquito de cuentos” y “Confeti” 2017, BUAP y Libro de minificciones “El mar a través del caracol” Editorial El puente 2017. El niño que le encantaban los colores y no le gustaban las letras 2018. Luciérnagas 2020. Participante de varias antologías en España, Paraguay, Chile, Colombia y México. Lectora voraz y escritora incansable.

Fabiola Morales Gasca
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