A nivel mundial la educación de inclusión o educación inclusiva surgió en el siglo XX, cuando los pedagogos comenzaron a preocuparse por integrar a las aulas, en la medida de lo posible, a niños con capacidades diferentes con la finalidad de no dejarlos fuera por causa de una situación completamente ajena a ellos.
En México en el año de 1970 se creó la Dirección General de Educación Especial, bajo la idea de que las personas con discapacidad deberían adaptarse al entorno y no ser excluidas.

La Fundación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) menciona que la educación inclusiva, al menos en México, también se refiere a la niñez indígena. De acuerdo a datos de CONAPRED, en este país hay seis millones de niños, niñas y jóvenes entre los 3 y 17 años que no acuden a la escuela, indígenas en su gran mayoría. Por su parte, los niños con algún tipo de discapacidad física o intelectual representan el 1.6% de la población total infantil de nuestro país. Ambas son cifras importantes que deberían hacernos reflexionar acerca del papel de las escuelas de inclusión.

De los datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) muestran que prestan los servicios para personas con algún tipo de discapacidad en educación media superior para que desarrollen habilidades que faciliten su ingreso al mercado laboral, adquieran independencia y estén en condiciones de igualdad.
En este informe 2012-2013 se puede leer que el programa de bachillerato no escolarizado para estudiantes con discapacidad ofrece un servicio educativo adaptado a sus necesidades. Este programa opera en 46 aulas denominadas “Centros de Atención a Estudiantes con Discapacidad”, que se distribuyen en las principales ciudades del país, las cuales tienen equipos y software accesibles para esta población. Estas aulas cuentan con personal que ha recibido adiestramiento en temas como lengua de señas mexicana, Braille y elaboración de materiales didácticos.

Durante el ciclo 2012-2013 se atendió a 5,158 estudiantes. La distribución de alumnos según su discapacidad fue la siguiente: 19% visual, 24% auditiva, 26% motriz, 25% intelectual y otras discapacidades, y en combinaciones hubo 6%. A partir del ciclo 2013-2014, el número de centros aumentará de 46 a 100, distribuidos en todo el país.
En el ciclo escolar 2012-2013 la Dirección General de Capacitación y Formación para el Trabajo (DGCFT) atendió a 8,356 alumnos con esa condición, cifra que representa un crecimiento de 3.5% con relación al ciclo previo; del total, 5,263 concluyeron con éxito su capacitación.
Por otro lado, en el ciclo escolar 2012-2013, el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP) ofreció 535 cursos para atender a un total de 1,843 personas con algún tipo de discapacidad. Asimismo, en el marco del programa Capacitación Social, que comprende actividades de servicio y formación por parte de los alumnos a población en situación de vulnerabilidad en zonas aledañas a los planteles, los alumnos de este subsistema realizaron 82 cursos en beneficio de 2,240 personas con algún tipo de discapacidad, lo que representa un incremento de 21.2% respecto a las 1,373 personas atendidas el año previo.

El Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial (CECATI) atendió un total de 2,864 personas con discapacidad (0.6% de la matrícula total de estos centros).
Los Institutos de Capacitación para el Trabajo (ICAT) atendieron a 5,492 personas con discapacidad (0.7% de la matrícula total de estos centros), y la Dirección General de Educación Agropecuaria (DGETA) atendió una matrícula de 109 alumnos con discapacidad, en 45 planteles, 16 alumnos más que en el ciclo 2011-2012.