LA CORTE DE LOS MILAGROS

La insostenible versión oficial del choque en Chalchihuapan

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La versión de las autoridades acerca de cómo ocurrió el enfrentamiento entre policías y pobladores de Chalchihuapan y otras comunidades la tarde del miércoles 9 de julio, y sobre los responsables de la lesión del menor Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, quien se debate entre la vida y la muerte en el Hospital General del Sur, tiene varios asegunes.

De entrada, llama la atención que el gobierno del estado haya salido a explicar los hechos seis días después de ocurridos, y una vez que fracasó en su intentona de minimizarlos ante la opinión pública.

Las autoridades han dicho una y otra vez que los policías no iban armados y que estos jamás utilizaron balas de goma en contra de los inconformes, sin embargo las fotografías, videos e imágenes de los lesionados de Chalchihupan, entre ellas la de Martín Romero Montes con una bala de goma en la mandíbula izquierda, revelan lo contrario.

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En el comunicado que este martes leyó el titular de la Secretaría General de Gobierno, Luis Maldonado Venegas, sin aceptar preguntas de los reporteros, afirmó textualmente:

“La Secretaría de Seguridad Pública reafirma que, en todo momento, el despliegue de la fuerza policial se produjo bajo un esquema de contención y disuasión, con el único objeto de lograr la apertura de la vía en cuestión.

“Desde el primer momento del cierre, y a lo largo del mismo, se les conminó al diálogo y a la negociación, con la concurrencia de las autoridades de la Secretaría General de Gobierno”.

El diálogo y la supuesta negociación no fueron tales. Lo cierto es que el comandante que iba al frente de los granaderos se dirigió al presidente auxiliar de Chalchihuapan, Javier Montes Bautista, para pedirle que se retirara junto con los inconformes, pues tenía instrucciones de desalojarlos de la autopista.

Antes de que los policías avanzaran sobre el contingente que bloqueaba la autopista Puebla-Atlixco, a la altura del kilómetro 14, estos y los pobladores intercambiaron insultos durante casi media hora.

“¡Ya quítense indios pendejos que les vamos a partir su madre!, gritaban los granaderos. Los manifestantes devolvían la ofensa pero con la advertencia: “Mejor váyanse porque no saben dónde están parados”.

¿A pocos estas agresiones verbales pueden tomarse como negociación o diálogo?

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El parte oficial refiere que el enfrentamiento se produjo como resultado de la escalada de agresiones y violencia de los manifestantes en contra de los policías, por lo que estos tuvieron que contenerlos y dispersarlos, usando “exclusivamente” toletes, escudos y cascos, y más tarde gases lacrimógenos.

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Las imágenes iniciales del enfrentamiento refutan, sin embargo, esta interpretación de Luis Maldonado, quien en la conferencia de prensa estuvo acompañado del procurador Víctor Carrancá y del secretario de Seguridad Pública, Facundo Rosas, quienes, por cierto, tampoco respondieron pregunta alguna de los reporteros.

Como se puede ver en este video los granaderos arrojaron bombas lacrimógenas desde el comienzo y sí iban armados con algo más que toletes, cascos y escudos.

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El choque vino con las primeras detenciones de pobladores, y después de que el contingente fue gaseado. Los manifestantes se replegaron hacia el puente que comunica a Chalchihuapan con Chipilo, y desde allí respondieron con piedras.

En las tomas iniciales no se ven por ningún lado “las bombas molotov, palos, tubos y piedras de gran calibre” que supuestamente arrojaron los pobladores.

Ya en pleno enfrentamiento, que se prolongó por casi una hora, un grupo que bloqueaba la autopista sacó galones de gasolina para elaborar bombas molotov, que lanzaron a los granaderos.

El choque más violento se dio sobre el puente, del lado de Chachihuapan, donde los pobladores, ya armados con rocas, tubos, cohetones y bombas molotov golpearon a los policías, quedándose con los cascos, toletes y escudos que estos iban dejando en su huida o al caer heridos.

La golpiza que recibieron ahí los uniformados fue tan intensa, que algunos incluso se arrojaron desde el puente al arroyo de la autopista con dirección a Atlixco.

El resto de los granaderos se replegó, bajando del puente por las rampas, perseguidos y golpeados por los manifestantes.

Tras el enfrentamiento los vecinos de Chalchihuapan se mantuvieron en el puente, pero ya sin bloquear la autopista. Fue entonces que pudieron entrar las ambulancias para llevarse a los policías lesionados y también al menor de 13 años con una herida en la cabeza y a otro joven de 21 años,  Hugo Jiménez Valera, que resultó con una herida en el ojo izquierdo.

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La versión más polémica y menos verosímil de las autoridades dice que el menor Luis Alberto Tehuatlie Tamayo fue herido en la cabeza por los propios pobladores con un cohetón.

Para apuntalar esta teoría el gobierno emitió un comunicado, atribuyéndole declaraciones al neurocirujano Juan Carlos Benito Torres, en el sentido de que la lesión del menor no la provocó una bala de goma, sino una explosión similar a la de un cohetón.

La madre y los familiares del niño no sólo han desmentido esta especie, sino acusado a la Secretaría General de Gobierno de presionarlos para librar de responsabilidad a los policías y acusar a los pobladores.

El cirujano Juan Carlos Benito Torres se ha rehusado a dar entrevistas o a confirmar en conferencia de prensa la versión oficial difundida por el gobierno del estado al día siguiente del enfrentamiento.

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