LA CORTE DE LOS MILAGROS

En manos de Morena el futuro gobernador de Puebla

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Por la orfandad del PAN, Cárdenas será un candidato testimonial

Será este lunes cuando la dirigencia nacional de Morena comunique a los precandidatos y dirigentes estatales de este partido quién será el elegido o la elegida para contender por la gubernatura de Puebla en las elecciones extraordinarias del primer domingo de junio.

Si el ritual se sigue: todos serán citados en la sede nacional y ahí se les presentarán los resultados de la encuesta levantada en la entidad y varias consideraciones para justificar el sentido de la decisión, para luego pedirles unidad y se tomen una foto acompañando al ganador o ganadora que aparecerá al centro y con los brazos levantados en señal de victoria.

La verdad es que cualquiera de los precandidatos de Morena ganaría las elecciones de gobernador, Nancy de la Sierra, Alejandro Armenta y Luis Miguel Barbosa, según las encuestas más recientes que se han difundido.

En los tres casos el binomio partido-candidato supera por 2 a 1 y hasta por 3 a 1 a los contendientes de los otros partidos y coaliciones: Enrique Cárdenas Sánchez, del PAN, PRD y MC, y Alberto Jiménez Merino, del PRI.

Para los expertos en estudios de opinión, muy difícilmente Cárdenas o Merino podrán revertir la enorme ventaja que hoy tiene Morena o situarse cinco puntos abajo del candidato que resulte nominado, como consecuencia de la enorme aceptación que hoy tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador entre los ciudadanos en general, con 75 u 80%.

En Acción Nacional los esfuerzos de la dirigencia nacional y local por cerrar filas en torno al ex rector de la Universidad de las Américas (Udlap) y ex director del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) son más testimoniales que reales.

La verdad es que ningún cuadro panista serio cree que Enrique Cárdenas pueda convertirse en la campaña en un candidato carismático que atraiga la atención de las masas o la sociedad civil que parece indiferente, comodina y resignada a no involucrarse en la cosa pública; o que el Comité Ejecutivo Nacional de su partido echará toda la carne al asador para recuperar lo que creían tener con la extinta Martha Erika Alonso Hidalgo.

La pérdida del ex gobernador Rafael Moreno Valle los dejó en la orfandad, no sólo económica y de liderazgo, sino política y social.

El PAN es hoy un partido sin brújula, sin propuesta ideológica y programática, y con escaso pero muy escaso respaldo social por la mezquindad de quienes se beneficiaron de él y ahora no quieren asumir las consecuencias de sus errores y porque ninguno de sus cuadros importantes quiere arriesgarse a una nueva derrota.

Sus aliados, el PRD y MC son partidos de caricatura que difícilmente le darán a Enrique Cárdenas más de cinco puntos.

En el PRI la situación no es mejor. Su candidato a la gubernatura, Alberto Jiménez Merino, difícilmente podrá contener la diáspora de militantes que todos los días se suman a Morena, y contrarrestar la carga negativa de que su nominación tenga como único respaldo relevante el del llamado Góber Precioso Mario Marín Torres.

Para muestra una imagen: el viernes que Jiménez Merino rindió protesta como candidato del PRI, en presencia de su presidenta nacional, Claudia Ruiz Massieu, los líderes priístas del Grupo Renovación que impulsaron su nominación, prefirieron ausentarse del acto e irse a tomar café al hotel Quinta Real del Centro Histórico de Puebla.

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