LA CORTE DE LOS MILAGROS

RMV, posible puente entre Enrique Peña y Ricardo Anaya

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LA CORTE-02

 

Dicen que político sin dinero es un pobre político y que político sin estrella es un político carente de futuro.

Ambos adagios aplican al ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, a quien la fortuna podría volverle a sonreír si después del debate presidencial del domingo Ricardo Anaya Cortés sale victorioso, y el candidato del PRI que no es el PRI, José Antonio Meade, se desfonda.

De acuerdo con fuentes altamente confiables, Rafael Moreno Valle podría convertirse en un puente o enlace de comunicación importante entre el presidente Enrique Peña Nieto y el abanderado presidencial de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya.

Las relaciones entre ambos personajes se encuentran rotas, prácticamente fracturadas, después de que Ricardo Anaya dejó entrever la posibilidad de encarcelar al presidente Peña Nieto o algún integrante de su entorno familiar de ganar las elecciones del 1 de julio.

Según esta versión, Moreno Valle sería el promotor de un pacto de reconciliación entre ambos personajes y el artífice de una alianza electoral de facto entre el PRI y el PAN si en el debate presidencial del domingo se dieran los siguientes supuestos:

Que el ganador indiscutible del debate fuera el candidato panista Ricardo Anaya, consolidándose claramente en el segundo lugar de las preferencias electorales.

Que José Antonio Meade perdiera la oportunidad de posicionarse y mostrarse como un político profesionalmente competente y dispuesto a terminar con la corrupción de la clase gobernante.

Que el abanderado de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, perdiera el debate y cuatro o cinco puntos, acortándose la cómoda ventaja que hoy tiene sobre sus más cercanos contendientes.

Las premisas de ese escenario no parecen imposibles, como tampoco el hecho de que Peña Nieto puede llegar a un acuerdo con el PAN y su candidato presidencial con tal de cerrarle el paso a López Obrador, quien en los últimos días ha venido cometiendo errores que podrían cobrarle la factura en dos o tres semanas.

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Hace un par de días le comenté aquí que el nombramiento de Miguel Salvador Guzmán González como director de Defensoría Pública del estado no había sido bien recibido por sus subordinados, por algunas disposiciones y acciones que éste había emprendido.

Entre otras ordenar a todas las abogadas que trabajan como defensoras públicas vestir de falda y zapatillas, y a los varones rasurarse la barba y el bigote y usar corbata y traje preferentemente azul marino.

Su instrucción, en el caso de las mujeres, es percibida como misógina y discriminatoria, ya que varias abogadas adscritas a esta Dirección y que tratan diariamente con delincuentes, policías y demás miembros del sistema de justicia penal son objeto de acoso sexual.

Las defensoras se cuestionan si el nuevo director de Defensoría Pública ignora que es un derecho inalienable de las mujeres vestirse como les de su gana y que la Convención Belem do Para, suscrita por el Estado Mexicano en contra de las violencia hacia las mujeres, proscribe ese tipo de prácticas y recomendaciones.

Pero lo que más tiene encabritados a las defensores y defensoras es su recomendación de no conflictuarse con el personal de la Fiscalía del estado aun cuando sus actuaciones sean violatorias del Código Nacional de Procedimientos Penales y de otras disposiciones legales.

El asunto es tan grave que incluso los defensores públicos adscritos a la FISDAI (Fiscalía de Investigación de Delitos de Alto Impacto) han amenazado con renunciarle en grupo porque el Código Nacional de Procedimientos Penales establece que es obligación del Defensor de un imputado solicitar cualquier medio alterno al de la prisión preventiva cuando así proceda, ya que en caso contrario incurrirían en responsabilidad hasta penal.

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