LA CORTE DE LOS MILAGROS

Liderazgo autoritario vs liderazgo democrático

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Llegó a mis manos el libro Liderazgo Público Efectivo escrito por el titular de la Auditoría Superior del Estado (ASE), David Villanueva Lomelí, quien apunta que este tipo de liderazgo —caracterizado por ser visionario, facilitador y energetizador— es el que hace falta para dirigir hoy las instituciones públicas en forma efectiva.

La lectura del texto resulta en sí misma interesante, pero a la luz de la actual coyuntura electoral puede ayudarnos a tomar una decisión sobre el tipo de gobernante (presidente, gobernador o alcalde) que más nos conviene elegir.

Lo primero que habría que tener claro es que en la administración pública hay líderes y administradores y que estos tipos de personas son muy diferentes. Los segundos, como su nombre lo indica, administran, copian lo que otros hicieron, se centran en los sistemas y las estructuras, se basan en el control, tienen una visión de corto plazo y basan su actividad en preguntar cómo y cuándo, imitan procesos, aceptan el “status quo” y hacen las cosas bien.

En cambio, los líderes innovan, son originales, se centran en las personas, se basan en la confianza, tienen una perspectiva de largo plazo y actúan cuestionándose qué y por qué, además originan procesos, cambian el “status quo” y hacen las cosas que se deben hacer.

Dicho lo cual preguntémonos: de los tres precandidatos presidencialesRicardo Anaya, José Antonio Meade y Andrés Manuel López Obrador— quién tiene más cualidades de administrador y quién de líder.

La misma interrogante hagámosla en la esfera estatal: quién de entre Martha Erika Alonso, Luis Miguel Barbosa y Enrique Doger Guerrero, es más administrador, y quién más líder.

Pero si esta división no fuera suficiente para inclinarnos por un tipo de gobernante, el libro de David Villanueva nos ofrece una clasificación adicional que puede ayudarnos a seleccionar la opción más conveniente.

Basándose en Kurt Lewin, el texto señala qué hay tres estilos de liderazgo situacional: autoritario, democrático y Laissez-Faire, claramente distinguibles.

El autoritario basa su liderazgo en el autoritarismo: coacción, recompensa entre otras. El líder toma las determinaciones y los miembros las ejecutan. En éste el futuro del grupo es incierto, ya que sólo el líder decide dar los pasos uno a uno y nunca está claro lo que hará más adelante. Lo suyo es mandar. El líder autoritario suele decidir las tareas que hace cada miembro y los compañeros que tendrá cada uno de ellos, y suele ser muy personal, a veces arbitrario en sus alabanzas y críticas de lo que hacen los miembros del grupo.

El democrático basa su liderazgo en su identificación con el grupo y en su pericia (know-how). Cualquier plan estratégico es motivo de discusión en el grupo, algo que el propio líder fomenta. Por lo general en este liderazgo hay cierta perspectiva de futuro y en caso de duda el líder suele proponer alternativas. Los integrantes del equipo suelen ser bastante libres para elegir sus tareas según sus aptitudes y, desde luego, en seleccionar a sus colaboradores.

En el tercer estilo de liderazgo, el de dejar hacer, dejar pasar, el líder ofrece total libertad a los miembros de su equipo y sólo actúa en casos extremos, ya que su disponibilidad está sujeta a una urgencia o necesidad imperiosa. Su actitud ante los integrantes del grupo es la de “ya son adultos y saben lo qué hay que hacer y tienen que aprender a arreglárselas”. No intenta evaluar o regular el curso de los acontecimientos, por lo que sus opiniones acerca de la actuación de los miembros del equipo son inusuales: “si quieren saber mi opinión ya me preguntarán”.

De estos tres estilos de liderazgo, los poblanos hemos experimentado dos. El autoritario en el sexenio de Rafael Moreno Valle y el Laissez-Faire en la gestión de Melquiades Morales Flores, y en alguna medida en la administración de Mario Marín Torres.

La mejor opción es el liderazgo democrático. ¿Quién de los tres punteros en la contienda presidencial lo tiene? ¿Quién de los abanderados a la gubernatura de Puebla podría encarnarlo: Martha Erika, Barbosa, Doger?

Si su decisión por quién votar en las elecciones del 1 de julio, no quiere tomarla en función de los partidos que los postulan, bajo el supuesto de que todos son iguales, quizás valga la pena hacerlo entonces a partir de estos elementos planteados por el titular de la Auditoría Superior del Estado: Líder versus administrador; o Liderazgo autoritario, liderazgo Laissez-Faire o liderazgo democrático.

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