LA CORTE DE LOS MILAGROS

2018 marcará la consolidación o el fin de una élite en Puebla

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Este domingo termina un año inédito en la historia de Puebla, por la violencia que dejó a su paso y por la incapacidad de las autoridades para contener a las bandas del crimen organizado ligadas al robo de combustible y de transporte de carga y pasajeros, así como al secuestro y la trata de personas, y comienza otro marcado por la incertidumbre electoral y política sobre quiénes y cómo serán los futuros gobernantes de Puebla.

2017 fue un año inédito porque rindió protesta, por única vez en la historia política de Puebla un gobernador constitucional de 22 meses, José Antonio Gali Fayad, a quien se le negó la posibilidad de un gobierno sexenal. Se le sacrificó en aras de que el actual grupo en el poder pudiera continuar y garantizar su permanencia por la vía de Martha Erika Alonso Hidalgo, la esposa del ex gobernador Rafael Moreno Valle.

El problema es que el saldo heredado por el morenovallismo a la gestión de Gali para que ésta continúe con el control de los órganos e instituciones que ejercen y administran el poder en Puebla es muy endeble y puede fracturarse en la actual coyuntura.

La administración y procuración de justicia está al borde del colapso, por el alza en la criminalidad y la falta de policías y ministerios públicos capacitados en el nuevo sistema de justicia penal. Sin capacidad de respuesta, las autoridades locales han tenido que apoyarse en las fuerzas armadas, Ejército y Marina, y la Policía Federal para combatir la creciente inseguridad.

El Poder Legislativo, ya de por sí desmantelado por la ausencia de cuadros y legisladores con autonomía y experiencia, se llenará de suplentes e improvisados con el registro de candidatos al 2018, y el Poder Ejecutivo luce acotado, pasivo y dividido por las deudas y compromisos que dejó Moreno Valle, y porque muchos de los secretarios del gabinete están más ocupados en amarrar una posición en la administración federal, asegurar su permanencia dentro de la burocracia dorada, hacerse de una candidatura a un cargo de elección popular o en quedar bien con Moreno Valle o su esposa, antes que con las tareas y responsabilidades que les fueron asignadas.

Incertidumbre política y electoral

Localmente el 2018 se vislumbra como año de incertidumbre política y electoral, pues no hay ninguna certeza de que el grupo dominante logre ganar la gubernatura, la mayoría simple en el parlamento y los principales ayuntamientos; de que el PRI resurja de sus cenizas y consiga vencer el voto de rechazo que lo tiene en el tercer lugar de las preferencias a nivel nacional y estatal; ni de que Morena se convierta, a pesar del impulso de López Obrador, en la opción de los poblanos para encabezar tanto el gobierno del estado como los municipios de mayor población en la entidad.

Nadie con seguridad sabe cómo terminará dirimiéndose el conflicto entre Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle, los acuerdos y pactos a los que llegarán, si el CEN del PAN apoyará la designación de Martha Erika Alonso como candidata a la gubernatura o si en el ánimo del ex gobernador pesarán más sus filias y afectos con Peña Nieto y José Antonio Meade que sus odios y rencores hacia el abanderado de la coalición Por México al Frente que lo eliminó de la contienda presidencial.

Tampoco el rol que jugará el gobernador en funciones José Antonio Gali, hacia dónde enfocará sus baterías en el proceso electoral: a favor del ungido de Peña Nieto o de la esposa de Moreno Valle, si éste finalmente respaldará la nominación de Jorge Aguilar Chedraui o se hará el desentendido al no haber sido tomado en cuenta en la postulación y registro de candidatos por la coalición integrada por el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano.

También se desconoce qué pasará con el ex alcalde Eduardo Rivera Pérez, qué coalición finalmente lo nominará, si es que eso ocurre, y cuál será la postura de los dirigentes y organismos vinculados a El Yunque si el PAN de Moreno Valle opta por excluirlos.

Del lado del PRI tampoco existe claridad sobre el futuro de José Antonio Meade, las versiones de que no levanta, no conecta y podría ser sustituido por el ex secretario de Educación Aurelio Nuño tienen a sus dirigentes y aspirantes a la gubernatura en ascuas. Los priístas de Puebla están llenos de dudas sobre un oscuro acuerdo cupular para ceder la gubernatura al PAN, sobre las verdaderas lealtades de Enrique Doger Guerrero, y sobre la negativa del PVEM y Nueva Alianza de no ir en coalición con el PRI en los comicios locales y federales.

Sobre el futuro de Morena, su candidato presidencial y sus cuadros locales, la incertidumbre no es menor, aun cuando Andrés Manuel López Obrador encabece las preferencias electorales en la entidad.

¿Podrá AMLO administrar la ventaja que hoy saca a sus competidores? ¿Cuenta con las estructuras necesarias para que la gente que lo respalda acuda a las urnas, defienda sus sufragios y pueda acreditar su virtual triunfo ante los órganos electorales? ¿Cómo logrará Luis Miguel Barbosa Huerta capitalizar la simpatía de López Obrador en Puebla? ¿Con quiénes finalmente hará mancuerna para ganar la mayoría en el Congreso y los ayuntamientos de los principales municipios? ¿Con quiénes gobernará si es que gana los comicios? ¿A poco los cuadros locales de Morena —y los ex perredistas que lo acompañan— le dan para ganar la elección e integrar su gabinete?

Por todo lo anterior es que insisto que el Año Nuevo comienza con una gran incertidumbre política sobre quiénes serán los protagonistas de los comicios más competidos en la historia del país y el estado, quiénes serán sus aliados en la tarea de gobernarnos y hacia dónde querrán orientar sus acciones en el corto y mediano plazo.

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Feliz Año Nuevo y gracias a todos los que por diferentes vías me han hecho llegar sus felicitaciones, bendiciones y buenos deseos.

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