Mariela Arrazola Bonilla
En días pasados fue noticia el desmantelamiento de partes del antes Hospital de San Roque. Saltan a la vista hechos recurrentes en los últimos años. En especial nos referimos a la administración morenovallista. Inmuebles históricos catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia cedidos a particulares bajo convenios poco conocidos. En nuestro caso, el uso al parecer es para hacer un museo de cera. Además, el INAH, como ya es costumbre, brilla por su ausencia y arguye que no había dado permiso y clausuran el lugar luego de que ya la ciudadanía lo había hecho simbólicamente.
Así, ni federación, ni estado ni municipio han mostrado la capacidad ni la voluntad de cumplir con lo que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece: velar por el patrimonio cultural.
Urge la conformación de la Secretaría de Cultura, apremia reglamentar el perfil de su titular y, es ya una exigencia ciudadana que se oye a gritos, revisar al organismo público descentralizado titulado Museos de Puebla.
Un museo nace para salvaguardar el patrimonio de una comunidad, no lo olvidemos. Aquí, la política cultural poblana ha sido “ceder” el patrimonio edificado para construir museos que no tienen patrimonio a costa del patrimonio de los poblanos. ¡Hágame usted favor! ¡Ahora resulta que Puebla necesita un museo de cera!
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